jueves, diciembre 21, 2006

Navidad... Navidad... triste Navidad...

Las Navidades ya no son las de antes...

Me gustaba acostarme en mi cama, en las noches de vísperas y escuchar música romántica, con la luz apagada y las luces del árbol de pascua encendidas. Me cautivaba ver como prendían y apagaban las lucecillas de colores.

Llevo 3 años en mi casa... y este es el segundo año que no tengo árbol de pascua, ni espíritu navideño, ni ganas de hacer queque de pascua para regalar, ni ganas de hacer chocolates para regalar, ni ganas de hacer regalos (porque no tengo plata).

Añoro las Navidades que pasaba en casa de mi tía (cuando vivía allá) y estábamos solitos los tres (mi tía Haydée, mi hermano Iván y yo), esperando que llegaran las doce para entregarnos los regalitos que habíamos dejado bajo el árbol... y descorchábamos una botella de champagne y la tomábamos con helado de piña... y nos sentábamos en la sala de estar del segundo piso frente al televisor a disfrutar de dibujos animados navideños... y veíamos la historia del burrito con el ratón (Historia de un Burrito Pardo)... y el gatito lindo con Piolín... y Charly Brown y Bugs Bunny y sus amigos... y mientras saboreábamos esa maratón de dibujos animados, también disfrutábamos nuestra compañía y degustábamos cosas ricas que hacíamos... Queque de pascua (con chocolate) y cola de mono que hacía mi tía (y que sigue haciendo. Ella es tradicionalista para muchas cosas. Siempre tenía que haber torta para la Pascua y el Año Nuevo y para los 18 de Septiembre también) Y al otro día nos visitaba el tío Huguito (Q.E.P.D).

Hace tiempo que la Noche Buena la pasamos en casa de mi prima Mirtha... ésta será la primera Noche Buena sin ella... y tendremos que ir a su casa, para acompañar a mis primas (sus hijas) para que la nostalgia no sea tan fuerte, ni tan grande y no se transforme la festividad en llanto y pena por su ausencia...

Pero a mi no me gusta (y no me gustaba) ir a casa de Mirtha, porque ahí hay niños chicos y gritan y pelean y lloran... y arman un tremendo bochinche. O ¿será que me he transformado en una ermitaña al vivir sola y por eso ya no tengo tanta resistencia a ese tipo de manifestaciones?

Hasta he pensado en quedarme en mi casa y no salir para ninguna parte. Y acostarme temprano y hacer cuenta que es un día normal... pero no puedo hacerlo porque mi hermano querría que estuviera con él, así que me siento obligada a ir a pasarlo allá.


El caso es que la Navidad me trae nostalgia y tristeza. Y ya ni siquiera envío tarjetas de saludo, ni correos electrónicos... El espíritu navideño me ha abandonado y no sé, cómo recuperarlo... quizás cuando vuelva a encontrar el amor, vuelva a entusiasmarme.. pero hasta que eso no pase, seguiré añorando las Navidades del pasado.

viernes, diciembre 15, 2006

Penumbras

La noche, se perdió en tu pelo,
la luna, se aferró a tu piel
y el mar, se sintió celoso
y quiso en tus ojos,
estar él también.

Tu boca... sensual, peligrosa;
tus manos... la dulzura son;
tu aliento... fatal fuego lento,
que quema mis ansias
y mi corazón.

Ternura, que sin prisa apura,
caricias, que brinda el amor,
caprichos, muy despacio dichos
entre la penumbra,
de un suave interior.

Te quiero...
y ya nada importa.
La vida lo ha dictado así.
Si quieres,
yo te doy el mundo,
pero no me pidas
que no te ame así.
que no te ame así...
...que no te ame así....

jueves, diciembre 07, 2006

El día de la Independencia


Así como Chile, celebra su Independencia el 18 de Septiembre, fecha en que se conforma la Primera Junta Nacional de Gobierno (1810). Yo también tengo mi día de la Independencia. El 8 de diciembre (2003).

Fue un 8 de Diciembre cuando arrendé un camión, lo llené con todas mis pertenencias y me fui a vivir a mi casa propia. En ella he vivido cosas Olvidables e Inolvidables:

Olvidable: Cuando llegó una laucha y no sabía como deshacerme de ella, sin tener que agarrar un palo para aplastarlo sobre su cuerpecito (suerte que se fue por su cuenta).

Inolvidable: Cuando llegó “Bienvenido”, mi refrigerador (regalo de mi tía e Iván), en pleno día de verano. Recuerdo mi desesperación de no tener donde guardar los alimentos para que se conservaran. Cuando invité a mis amigas Ruth y Jenny y tuve que servirles un ponche de vino con frutillas al natural... con qué alegría ahora saco del refri mi pisco sour heladito!

Olvidable: Cuando se echó a perder la chapa de la puerta de calle y no sabía cómo repararla. Esos momentos de impotencia cuando las soluciones escapan de mis manos me frustran.

Inolvidable: Cuando mi tía Haydée y el Ivancito me fueron a visitar por primera vez... y cuando fue mi hermano Héctor y todo el Metrobus iba pendiente de ellos y de donde se tenían que bajar.

Olvidable: Cuando me di cuenta que Gonzalo (mi ex), nunca vendría a Chile a compartir mi casa conmigo.

Inolvidable: Cuando vi el primer capi de habas en mi huerto, y cuando corté el pepino de ensaladas que coseché y me lo comí. Cuando regaba mis albahacas y se llenaba el jardín de su fragancia, cuando corté las lechugas y las repartí por todas partes para que todos gozaran de su sabor.

Olvidable: Cuando no he querido armar el árbol de pascua porque estoy en período de vacas flacas y como no puedo hacer regalos no he tenido ganas de armar mi árbol.

Inolvidable: Cuando llegó mi cama de dos plazas y me acosté en ella pensando que ahí haría a mis hijos...

Olvidable: Cuando compartí mi lecho con un hombre al que amé y que tuvo miedo de estar conmigo y se fue...

Inolvidable: Cuando vi mi jardín florecer y abrieron mis manzanillones, mis crisantemos, mi jazmín de hélice, mi gardenia, mi jazmín del Cabo, mis lupinos, mi diamelo (este año), mis fresias de colores, los amarilys, hiedras, crespones, bougambilia y todas mis flores que me llenan de felicidad. Ver como una pequeña champita de pasto va aumentando y abarcando año a año mi jardín... y yo espero pacientemente a que lo cubra totalmente.

Olvidable: Puede ser una tontera, pero cuando se quebró una taza de mi juego de loza, dejándolo incompleto. Pucha que sentí la taza y qué pena me dio cuando sucedió por mi descuido.

Inolvidable: Cuando he cumplido las metas que me he propuesto en tan corto plazo, como es el caso de mis panderetas (sin la ayuda monetaria de mis vecinos), hacer mi terraza y cambiar las cañerías de pvc por cobre.

Olvidable: Cuando derramé lágrimas por hombres que no las merecieron.

Inolvidable: Cuando pude agasajar a mi tía Mary para un 18 de Septiembre, preparándole empanaditas de mi confección (de pino, de champiñones y chaparritas) y a mi abuelita Inés. Cuando la Mirthita (Q.E.P.D.) me fue a ver y me llevó de regalo una ollita que es con la que cocino a diario. Cada vez que mi olla es lavada y tomada por mis manos, Mirtha viene a mi memoria y el gran cariño que por ella siento. En general me da mucho gusto recibir visitas y me gusta preparar cosas especiales para ellos.

Olvidable: Cuando recibí un llamado que me entristeció y me hizo llorar... el día que Iván me llamó para contarme que mi tía se había caído y que tenía su brazo quebrado (por culpa de unos desalmados que quisieron asaltarla).

Inolvidable: Cuando llegan mis visitas y tocan la campana.

Olvidable: Cuando me he sentido sola y he querido ahogar la pena con el alcohol. Tenía guardada una botella de Bailey y la tuve guardada por un largo tiempo, esperando que llegara la ocasión especial de abrirla... y sin motivo aparente, la abrí y me la tomé en menos de 15 días (pero es que estaba pasando por un bajón heavy).

Inolvidable: Cuando llegó mi equipo de música y pude escuchar mis Cds... qué gusto sentí, si me había sentido muda todo ese tiempo que estuve sin radio (fueron como 6 meses sin música!!!!).

En fin, seguramente más de algo se me escapa... El caso es que mañana cumplo 3 años... irá mi tía Haydée con Ivancito y comeremos una rica torta que haré, y haré lasaña y ponche y canapés y otras cositas ricas para celebrar este gran DIA.

viernes, diciembre 01, 2006

La televisión y la Teletón


Cuando comenzó la Teletón para mi era un gran acontecimiento. Mi papi siempre se aperaba de su botella de vino (cuando no era una garrafa) y de bebidas para los niños. Yo siempre quería quedarme viendo toda la noche y nunca podía llegar a ver la Vedetton, porque tipo cuatro de la mañana ya no daba más y mis ojos se cerraban solos... así que tenía que irme obligada a acostar.

Después me levantaba como a las nueve o diez, cuando estaban los programas para cabros chicos. Mi tía siempre decía "apaguen un rato esa tele que está hace mucho tiempo encendida". Y teníamos que apagarla por miedo a que los tubos (que llevaba dentro) se recalentaran.

El primer televisor en el que vimos la Teletón fue el famoso Westinghouse. Cuando se iba la imagen el que estuviera más cercano agarraba a golpes el televisor. El Héctor le pegaba combos en la superficie para que volviera la imagen. ¿Recuerdan las perillas que tenía para encenderlo y cambiar los canales? qué lata que no existían los controles remotos. Uno estaba acostadito en lo mejor viendo y tenía que levantarse a apagar la tele. A veces, cuando la perilla se quebraba había que cambiar los canales con un alicate.

Nosotros teníamos una antena exterior. Y esa antena se llenaba de palomas (claro que no recuerdo desde qué año sucedió eso), pero las palomas hacían interferencia y siempre nos impedían ver la mejor parte. Allá salía uno de los chiquillos a tirar algo para espantar las palomas.

Cómo han pasado los años y ha avanzado la tecnología. Pero la obra de la Teletón sigue siendo la misma... juntar dinero para ayudar a los niños discapacitados. Ojalá se logre la meta este año. Yo al menos colaboré comprándome una botella de pisco Campanario jejeje (curahuilla!)