Pesadillas

"Vuélveme a querer

no me lastimes

ven aquí a decir

como se vive

con el frío en el alma

como le hago sin ti

sin ti.

Dicen que el tiempo cura todo

pero 100 años son muy pocos

porque estoy seguro

que aunque pruebes por el mundo

tu vendrás porque no sabes

ser feliz sin mi.

Vuélveme a querer

no me lastimes

como debo hacer

para morder este silencio cruel

de no saber mas de ti, de ti".

La Radio reloj se encendió con esa melodía, indicándome que eran las seis y que debía levantarme. Pero ya estaba despierta desde hacía mucho rato.

Tuve un sueño. Me veía en el jardín de mi casa. En una primavera perfecta. Mis violetas expelían su dulce fragancia, las rosas en botón estaban deseosas de florecer. Los crespones en todo su esplendor salpicaban la pandereta de lila y rosa, la bougambilia llegaba hasta el techo, así como siempre soñé. Abrazaba mi casa y la brisa hacía llover sus flores rosadas. El cielo despejado dejaba ver un sol esplendoroso. Mis pies desnudos se posaban sobre el pasto verde. Y mi camisón de organza flotaba en el ambiente cálido y perfumado.

Mi corazón estaba rebosante. Había encontrado la persona correcta y me sentía enamorada. Por fin tocaba el amor a mi puerta. Y reía de felicidad... De pronto, sin decir nada, una nube negra invadió los cielos, ocultando el sol, oscureciendo el día y desencadenó una lluvia fuerte y violenta que en pocos minutos arruinó mi jardín. Llevándose mi alegría y llevándose también los sentimientos de amor que estaban germinando por aquel hombre. Un torrente de agua se llevó mi pasto, mis violetas, mis flores y dejó un suelo desierto y árido que no sabía cómo volver a cultivar.

Desperté varias veces en la noche y el sueño recurrente me perseguía cada vez que me sumía en sus brazos.

Me levanté angustiada. Hoy necesito de todos mis amigos... quiero olvidarlo todo!