Los Tres Cerditos y el Lobo Feroz

Cuando era niña me gustaba ver monitos animados. Recuerdo que pasábamos pegados al televisor viendo estas historietas. Veíamos tantas cosas: El Show de Porky, Tiro loco Mac Crow, Silvestre, Super héroes marvel, y muchas historias más.

A mí en especial, me gustaba el Gallo Claudio, y especialmente porque era un pollo tan sobrado, tan arrogante. Me encantaba cuando decía: “Voy a hacer que esta gallinita se emocione, le voy a decir hola” y la gallina quedaba toda turulata porque el gallo la había saludado. Creo que con el tiempo he aprendido un poco a ser así. A veces saludo a ciertas personas para que se emocionen, así como ellos de repente hacen conmigo.

También me gustaban las historias de Silvestre. Eso porque el lindo gatito me encantaba. Todos saben que los gatos son mi adoración. A veces creo que en otra vida debo haber sido egipcia, porque cómo es tanto el amor que siento por ellos? Cómo será que gato que veo en la calle tengo que llamarlo por “cuchito” y hacerle cariño. Iván dice que yo le contagié el amor por ellos, porque siempre le decía cuando era chica: “¿vamos a ver el gatito?” y partíamos a ver cualquier cosa que se pareciera a un gato. Como era corta de vista de niña (sin saberlo), una vez confundí unos gatitos con unos mansos pericotes que habían cerca de un canal. Jajajaja, Iván ahora me lo recuerda. Y creo también, haber contagiado a mi sobrina Claudia puesto que es gatera igual que yo.

Cuando salió el reproductor y grabador de video y comenzamos a hacer nuestras propias grabaciones de los programas de televisión, el Ivancito, grababa las historietas animadas. Y esperábamos ansiosamente esta de los Tres Chanchitos. Nos gustaba porque era entretenida, divertida y por su música de jazz. Al tío Hugo le encantaba esta historia. Iván esperaba paciente y atentamente a que la presentaran por televisión para apretar el botón REC y poder grabarla.

Me hace recordar al tío Huguito, a él le gustaba mucho. El tío era un gran bailarín y disfrutaba del jazz sobremanera. Al ver a los cerditos moviendo sus patitas para bailar, me recuerda cuando mi tío bailaba en una baldosa. Qué grato recuerdo, por la historia y por mi tío.

Hoy la busqué para compartirla con ustedes. A mí, me hizo gozar de niña. Espero que ustedes también la disfruten. Se llama Los Tres Cerditos y el Lobo Feroz.