¿Existe la homosexualidad en los animales?

Bueno, todos saben que tengo dos gatos. Horacio y Ambrosia. Ellos llegaron de tres meses a mi casa. Siempre están en ella y a lo más salen a la casa de un vecino a husmear. Nunca han presenciado apareamientos de otros de su género.

Ambrosia fue operada para esterilizarla cuando le llegó su primer celo. Por lo tanto, ya no me preocupa que la visiten otros gatos (aunque igual existe la preocupación de que los machos le peguen con el fin de obtener su cometido y eso sí que me preocupa).

Horacio se hace el gil pero no lo es. Me ha demostrado que es muy vivo. Pero una vez vi que un gato se le encaramó y él se quedó quietecito, sin hacer nada. Cuando lo vi salí corriendo para ahuyentar aquel gato osado. Pero me quedó la preocupación. Otras veces que se le acercaban los gatos en la noche y luego de escuchar las riñas, yo salía corriendo a ver qué pasaba, entonces lo tomaba en brazos y notaba que al lado de su colita y su potito, tenía pintitas de sangre (prueba de la agresión que había recibido).

Ahora él anda alzado (en celo) y anda molestando a Ambrosia. Ella se enoja y se arma la bolsa de gato con sus peleas. Para evitar eso, es que los separé y anoche dejé que ella durmiera en mi dormitorio y a él lo dejé en el living. Ambrosia quiso ir a comer como a eso de las 05:45 y para evitar que Horacio la molestara, lo eché a él para afuera un ratito... fue en ese momento, que estaba oscuro todavía y que no podía ver nada por la ventana, pues los vidrios estaban empañados por dentro y por fuera, cuando llegó un gato desalmado y violó a mi niño!!!!! cuando escuché los maullidos de la riña, fui corriendo a abrir la ventana, como estaba oscuro no fue mucho lo que vi pero Horacio entró corriendo. Lo tomé en brazos, venía mojado (pues ayer llovió) y embarrado... le miré su potito y tenía sangre y barro... le miré sus ojitos y tenía lágrimas (si todavía me acuerdo de su carita y sus ojitos y me da pena)... si hubiese alcanzado a ese gato maldito y hubiese podido pegarle, estoy segura que lo habría matado a palos... era tal la rabia que sentía... la impotencia... la ira... que lo habría muerto sin contemplaciones, a pesar de que he dicho miles de veces que amo a los animales y odio la violencia... pero esto escapó de sus límites y la ira se adueñó de mi. Ahí es donde uno entiende la rabia que sienten las madres cuando sus hijos son agredidos.

Ahora mi preocupación es: ¿El gato violador volverá a hacer de las suyas con mi niñito? ¿Mi hijo habrá aprendido la lección y se defenderá cuando vuelva otro violador? ¿O será que mi hijo en realidad es gay y deberé asumir y aceptar su sexualidad?