Krypto

Krypto viene de Kryptón. Vino volando y cayó desde el cielo.

Inexplicablemente estaba sobre el techo de la casa de mi tía. No es del todo inexplicable, porque su naturaleza es escalar por donde sea. Lo inexplicable es que, por su corta edad, no había razón comprensible, de que haya llegado al techo, sin un árbol de por medio. Como si una mano misteriosa, lo hubiese puesto sobre la pandereta, para que él pudiera alcanzar el tejado.

Estaba mi tía regando sus flores un día domingo, cuando de repente, divisó aquel gatito en las alturas.

- ¡Mira Iván! ... ¡¡¡un gatito!!!

El pequeño gato rubio la vio, escuchó su voz y salió corriendo hacia ella – “¡¡mami!! ¡¡maaaaaaami!!

Sin medir distancias, temeraria y alocadamente, se arrojó sobre la lona del quitasol que cubría la terraza y mirando hacia el suelo pidió a gritos que lo bajaran ¡ñau! ¡ñau! ¡¡ñaaaaaaau!!

Ya había visto a su mami y nada cambiaría eso.

Iván lo tomó entre sus manos y lo bajó – ¡Está herido!

Tenía la panza rajada.

No queriendo adoptar más mascotas, mi tía no quería hacerse cargo de un cachorro. Iván lo volteó y le vio el sexo, así supo que era macho, y por el hecho de caer desde el cielo, lo bautizó como KRYPTO.

Krypto rápidamente se ganó el cariño de ellos (y el mío también). Su herida en la panza era un enigma. No era mordida de perro, era un tajo producido por alguna cosa filosa. Lo llevaron al veterinario. No le pusieron puntos puesto que la herida no era reciente. Sólo le recetaron unos líquidos de no se qué, en forma de spray, que había que aplicarle tres veces al día.

Con el cariño y la dedicación de la familia, Krypto se curó rápidamente. Ahora exhibe su gran cicatriz que le divide su pancita.

Al principio la Rayito se asustó con el nuevo espécimen. Lo que hizo que se mantuviera escondida por un par de días, hasta que poco a poco se fue acostumbrando a la presencia de Krypto, claro que de lejitos eso sí, porque en cuanto lo veía cerca de ella, le mandaba un mangazo. Ahora ya no le pega tanto, sólo cuando éste la saca de sus casillas. Es niño, por lo tanto es juguetón.

Y esta es la historia de Krypto de Kryptón, un gatito intrépido y valiente, osado y tierno que logró granjearse el cariño de una familia reticente a criar más mascotas.