viernes, octubre 31, 2008

El vuelo de un Cometa Amarillo

Conversación entre mi hermano Iván y yo:

Yo: Gordi? ¿En qué año empezó el Héctor a escribir su “Autobiografía de un Árbol Genealógico incompleto? ¿Fue cuando vino el Jaime y trajo su libro? (el Jaime es un primo que se fue a Brasil y vino de visita hace unos años, junto con él traía un libro de regalo para mi tía, lo escribió él y en el contaba algunas vivencias de su infancia en la casa de mi abuelita, la mamá de mi tía y mi papá).
Iván: Si parece que ahí empezamos a escribir. Pero yo empecé antes cuando hicimos
La Anécdota del Milenio".
Yo: Ah! Pero yo empecé antes en el año 2002 cuando empecé a escribir mis historias.
Iván: Pero yo empecé mucho antes.
Yo: ¡Ah verdad! Cuando escribiste “Un Extraterrestre venido de la Tierra”.
Iván: Si poh.
Yo: Ah, tú empezaste cuando estábamos en la escuela y escribías tus poemas.
Iván: Mmmmm (exclamación de aprobación).
Yo: Pero yo empecé antes cuando hice la historia de Jorge Bobadilla cuando estaba en la escuela… (Jorge Bobadilla era un cabro que me gustaba y yo hice mi primera historia inspirada en él).
Iván: Mmm, si.

Lo que quiero decirles con esta pequeña introducción es que a los tres hermanos nos gusta leer y escribir. Los tres redactamos de forma muy parecida. Héctor está escribiendo un libro titulado “Biografía de un Árbol genealógico incompleto”, Iván está escribiendo su “Antibiografía”, y yo empecé escribiendo mis vivencias, las que nunca terminé y ninguno de los tres ha terminado de escribir su libro.

Iván también escribe con mucho sentimiento, ahora publicaré algo de su creación (estoy autorizada para publicarlo), a ver qué les parece. Juzguen ustedes…

El vuelo de un Cometa Amarillo

Viajó a través del tiempo en la cola de un cometa amarillo, una ola de aire en el espacio lo transportó flotando al que sería su hogar, vino de un distante lugar y siendo muy pequeño eligió donde él viviría, y eligió bien.

Ahí está el gatito que llora… – Dijo Haydée descubriendo donde estaba un gatito que había llorado durante toda la tarde de un domingo de Noviembre.

El gatito que se encontraba en un techo vecino al oír la voz inmediatamente corrió (voló) hasta el techo de la casa de Haydée.

Al fin después de su largo viaje a través del espacio encontró donde detenerse, la cola del cometa amarillo donde viajó tiñó su pelaje de su mismo color, y al comienzo le costó ajustar su maullido al sonido del mundo al que había llegado (un llanto estridente y fuerte).

Desde el techo de Haydée clamó por ser bajado, pero ni Haydée ni Iván querían criar más gatitos…

Con inusitada valentía y el arrojo que lo caracterizó toda su estadía en el planeta Tierra, el gatito se lanzó al toldo que ensombrecía la terraza de la casa, una vez ahí ya no quedaba más opción que bajarlo.

A Iván le correspondió bajarlo, lo tomó en sus brazos y descubrió que se trataba de un gatito macho, pero también observó que el gatito estaba herido.

Tal vez en la refriega del viaje el roce con algún meteorito dañó su pancita, tal vez en alguna otra galaxia se detuvo a jugar con algún amigo (se trataba de un gatito muy amistoso y de muchos amigos) y en el juego él mismo y sin querer se causó esa herida.

- Tiene la guatita herida – Dijo Iván.

- Sácalo de aquí – Dijo Haydée a quién le daba cosa ver sangre o cualquier tipo de heridas.

Finalmente Iván lo llevo a la cocina donde con mucha hambre el gatito se puso a comer de la comida de Rayito (la gata de la familia).

¿Cuánto había durado el largo viaje del gatito a través del espacio que tenía un hambre casi insaciable?, ni bien olió el alimento, comenzó a devorar del plato de la rayito, después continuó su maullar todavía sin ajustar al sonido de la Tierra.

Pero el gatito no podía quedarse en casa, y eso ya estaba decidido, por lo demás se hacía casi imposible que hubiese llegado solo por los techos, sin duda algún vecino lo dejó echado a su suerte en el techo de la casa, y a juicio de Iván eran ellos quienes debían criarlo, por lo que tomándolo nuevamente, lo dejó en la muralla que unía las dos casas…

El frío del espacio y el calor del cometa en que había llegado, habían curtido su cuerpo, y el gatito resistiría cualquier prueba a la que se le pusiera en ese pequeño planeta, por lo demás él ya había elegido con quién debía quedarse.

Así pasó toda la noche echado en la muralla, dándose calor con su propio cuerpecito delgado y pequeño, desnutrido y falto de calorías, pero no importaba él sabía que resistiría…

Por la mañana Iván levantándose para ir al trabajo, vio que el gatito se encontraba en el mismo lugar en donde lo habían dejado, apiadándose de él, lo bajó nuevamente para que comiera en la cocina, rayito al verlo se asustó y le lanzó un rugido en prueba de desaprobación de su venida.

Una vez que el gatito se alimentó Iván lo dejó en una cajita de zapatos con una toalla para que lo abrigara, en la terraza de la casa luego se fue a bañar, al salir de la ducha el gatito no estaba.

Con su poder extraterrestre voló hacía la muralla donde había dormido toda la noche, tal vez siguiendo a su tan querido sol.

En la tarde Iván recibió un llamado telefónico de Haydée, en la que le decía que el gatito no se podía quedar, además tenía la guatita tan herida que a ella le parecía que alguna tripita se le iba a salir a través de su tajo, sin embargo lejos de tomar esa última decisión el gatito se quedó.

- ¿Cómo estás Kriptón? – Le dijo Iván cuando llegó, en una abierta ironía hacía los vecinos que lo habían botado…

Esa noche se dejó a Kriptón en su cajita de zapatos y abrigadito para que tuviera calor, pero Kriptón era un gatito independiente y quiso dormir donde el decidiera, al levantarse Iván lo encontró durmiendo en la caja de los detergentes de Haydée.

Por la noche fue llevado al veterinario donde le vieron su herida, como llevaba tanto tiempo con ella lo aconsejable era tratarla así como estaba, entonces hubo que comprarle un spray desinfectante y uno cicatrizante, como era un gatito muy simpático la doctora le echo gratis un liquido para las pulgas lo que le duró durante varios meses…

Y eligió el lugar para dormir diariamente, era uno de los sillones mas queridos de Haydée pero del que él dispondría de aquí en más como él quisiera.

Hubo si que poner un chal en el sillón, pues un remedio que se le recetó para cuidar su pelaje lo dejó con una diarrea en la que manchaba todo lo que él tocaba, pero aun así su experiencia de gatito limpio lo hizo aprender desde pequeñito a hacer sus necesidades en su arena sanitaria.

Tuvo que soportar durante una semana que tanto en la mañana como en la tarde lo tomáramos de su pechito para dejar su panza descubierta y poder echarle su spray, pero era un gatito tan valiente que aguantó todo, y en una semana su guatita ya estaba cicatrizada.

Entonces comenzó su verdadera felicidad, por la mañana se levantaba a jugar con los gatos del sector, jugó con el “Cobreloa” (gato conocido por ser peleador y de pocos amigos), jugó con un gatito peludón de la Rosa de al lado, con un Romano, la Blanquita, y cuanto gato entró en la casa, incluso llegó a jugar con la rayito. Mientras que por las noches se iba a jugar con Haydée e Iván, pero era tan inquieto que cada día había que hacerle pelotas de papel para que el pudiera dejar tranquilos los pies que siempre terminaban muy rasguñados.

Ni bien sentía el sonido del papel al ser arrugado él se sentaba a esperar a los pies de la persona que lo había hecho sonar para esperar que le lanzasen la pelota.

Ajustó su maullido a la frecuencia de la tierra y ya no fue más al maullido fuerte y estridente de antes, ahora era muy poco común que maullara, pero cuando lo hacía era con un tono suave y fino que casi no podía oírse.

En la casa que el había elegido encontró tanto calor y cariño que decidió estacionarse un tiempo antes de proseguir su viaje por el espacio, se sentía tan cómodo que en un afán de ser agradecido con Haydée y también con Iván emprendió la tarea de exterminar los ratones que asolaban el jardín.

Pero el espacio lo reclamaba, el amarillo cometa que lo trajo a la tierra volvía a los diez meses de que llegara, para que Kriptón siguiera su marcha por los confines del Universo.

A pesar de tener muchos amigos en un presagio de lo que meses mas tarde ocurriría Kriptón llegó tan herido de su colita que estuvo varias semanas sin poder levantar su colita.

Así, sabiendo que el destino lo reclamaba Kriptón arrancaba de cada pelea de gatos que escuchaba en el patio.

Una mano vecina, tal vez la misma mano que dejó a Kriptón a la deriva cuando era un gatito, envenenó a nuestro pequeño visitante antes de que cumpliera un año de edad.

- Oye ven a ver que envenenaron al Kripto – Dijo Haydée como a las cuatro de la mañana al oír ruidos en la cocina.

Iván se levantó de su cama para ver como el pequeño Kripto (Kriptón) se estiraba lánguido en la cerámica de la cocina, lo levantó con cuidado pero su cuerpecito ya no respondía, de alguna forma Iván trató de hacer que Kripto (Kriptón) vomitara, pero el veneno ya había invadido todo su sistema, en un movimiento le mordió la mano a Iván y a este no le importó, solo le importaba tratar de salvar la vida del pequeño gatito.

Ya no había mucho por hacer solo esperar hasta que el cuerpecito de Kripto (Kriptón) aguantase, y él escuchó la voz de Haydée, y maulló, y trató de con sus garritas levantarse e ir donde ella estaba, la quería tanto como quería a Iván.

Al levantarse Iván a las seis de la mañana Kriptón parecía ya muerto, Iván lo tocó para tratar de acomodarlo, y el pequeñito exhaló un último suspiro, Iván pensando que aun faltaba para que su amiguito descansara en paz se fue a bañar, y al regresar el pequeño Kripto (Kriptón) ya había emprendido su viaje en el amarillo cometa.

Dejó el cascarón de su cuerpecito en la tierra para que Iván lo acomodase como que estaba durmiendo, de la misma manera en que dormía y le pedía cariños cuando estaba contento en la cama de Iván, y mas tarde Haydée en un último homenaje al gatito que se ganó el corazón de todos, enterró el cuerpecito en un rinconcito de nuestro alegre jardín.

Desde su cometa Kriptón (Kripto) ve el jardín de primavera florecido, saludándolo, de la misma manera en que lo saludó la primavera pasada, y recuerda que siendo un gatito abandonado, desnutrido, y dañado, encontró una familia que lo adoptó, y el gatito, si es que los animales pueden sentir felicidad fue un gatito feliz, y ahora desde el cosmos desde donde había venido, nos saluda y nos deja su recuerdo, el recuerdo de aquel que un día vino en un cometa amarillo.

lunes, octubre 13, 2008

Quiero bailar Boleros

“...Hace tanto tiempo que te estoy rogando,
hace tanto tiempo que te estoy pidiendo,
que me des un poco de tu dulce aliento,
y tú no me dices ni que si, ni quizá, ni que no.
Como he de poder seguir ahogando el llanto
cura por favor la herida del silencio,
que tu me ocasionas por quererte tanto
y tu no me dices ni que si, ni quizá, ni que no...”

No sé si es curioso o es intrínseco que ocurre a cierta edad. No me gustaban los Boleros ni sabía bailarlos.

Cuando mi papá escuchaba a Los Panchos, a mí me parecía una música triste, como los Tangos. Su música me provocaba sensaciones solitarias, y creía que mi papi los escuchaba porque se sentía solo y esas canciones lo interpretaban.

“...No, ya no puedo pensar que te amé,
es preferible olvidar que sufrir,
no, no concibo que todo acabó,
que este sueño de amor terminó,
que la vida nos separó sin querer...”

Ahora es distinto... quizá ahora, yo misma me siento interpretada en mi soledad.

Tengo ganas de bailar, de bailar apretao y sentir una mano tibia que apriete la mía. Quiero sentirme desfallecer cuando él apoye su mano en mi espalda y me atraiga hacia sí. Quiero bailar boleros y sentir su aliento cerca del mío... sentir su mirada quemante sobre mis ojos...

“...He sabido que te amaba
cuando he visto que tardabas en llegar,
y sentí desvanecer mi indiferencia
al temer que no volvieses nunca más.
He sabido que te amaba
cuando hablas y me miras con pasión,
y apaciguas con tu cálida palabra
el recelo al estar mi corazón.
Recordaba, hace pocos días, decía a mis amigos,
no creo en el amor y no quiero tener más ilusiones,
ver como se burlan si hablas del amor, de el Amor.
He sabido que te amaba
pero es tarde para que me vuelva atrás,
quise ser indiferente un instante
pero sé que no podré dejar de amarte...”

Nunca fui a bailar. Nunca fui a una Disco. Ni siquiera cuando estaba en el colegio. Salvo dos escasas ocasiones en que acompañé a mi prima, y la vez que fui a mi despedida de cuarto medio, con mi hermano Héctor jajajá... más fome que bailar con el hermano. Pero en mi casa no me daban permiso para esas y muchas otras cosas. Me salté varios períodos de la vida encerrada en mi casa, pero lo que no conocía ni falta que me hacía. No me siento arrepentida de esos vacíos existenciales. No era algo que llamara mi atención, aunque en su momento si me sentía atraída por esas necesidades propias de la edad.

Quizá ese salto en el tiempo me ha acarreado trancas que se han manifestado en mi vida actual, en el aspecto amoroso.

“...Ya es muy tarde para remediar todo lo que ha pasado,
ya es muy tarde para revivir nuestro viejo querer,
preferible para ti que olvides el pasado,
ya es muy tarde si tratas de volver
esto no puede ser.
En muchas ocasiones te busqué
y a tus plantas de rodillas imploré,
ya no insistas en reunir tu vida con la mía,
ya es muy tarde si tratas de volver
resígnate a perder...”

No quiero salir a bailar fuera... más bien, quiero bailar boleros en la intimidad de mi hogar... a la luz de las velas, con la brisa nocturna que acaricie nuestras mejillas y nos abrace con la fragancia dulce del espino y de mis jazmines...

“...Une tu voz a mi voz para gritar que triunfamos
el mundo ya se cansó, aquí seguimos los dos
sin renunciar ni ocultarlo.
Porque ocultar nuestro amor, será tapar con un dedo,
la luz inmensa del sol, negar la gracia de Dios,
negar que lo blanco es negro.
Amor nada nos pudo separar,
luchamos contra toda incomprensión,
del cuento ya no hay nada que contar,
triunfamos por la fuerza del amor,
une tu voz a mi voz, para gritar que vencimos
y si es pecado el amor que el cielo dé explicación
porque es mandato divino...”

Ando romántica... ¿o será mi época de apareamiento?

“...Tus besos se llegaron a recrear aquí en mi boca,
llenando de ilusión y de pasión mi vida loca,
las horas más felices de mi amor, fueron contigo,
por eso es que mi alma siempre extraña el dulce alivio,
te puedo yo jurar ante un altar, mi amor sincero,
a todo el mundo le puedes contar, que yo te quiero...”

“Bailar de lejos no es bailar,
es como estar... bailando solos”

sábado, octubre 04, 2008

Momentos

Cuando se toman fotografías o retratos se está inmortalizando un momento, una situación, una imagen que se graba en la memoria y que aflora en el instante mismo de visualizarlas. Uno ve las fotos y sonríe… en otras, se vuelve triste, cuando miras personajes queridos que ya no están con nosotros. Pero este post no es para ponerse triste, sino para disfrutar de la belleza de los “momentos”.

Viajo a Coquimbo constantemente, unas nueve o diez veces al año. He pasado las Fiestas Patrias allá (por segunda vez). Pero aunque uno cargue la máquina fotográfica todo el tiempo y fotografíe los mismos paisajes, siempre habrá algo diferente que encontrar, y así ha ocurrido una vez más.

Este viaje fue particularmente bello pues fue un año muy lluvioso y producto de ello es que los caminos estaban salpicados de flores. Yo viajé de día porque no quería perderme esos parajes, pero empecemos desde el principio.

Como es habitual cuando estoy por allá con mi familia (esta vez llevamos a mi sobrino-ahijado, el que nos acompaña en las vacaciones), vamos a visitar a la Virgen de Andacollo, y para ello nos comunicamos con nuestro casero para que nos lleve en su auto. El día estaba muy nublado, antes de llegar yo allá hacía mucho frío, según mi tía que se fue con Iván y mi ahijado casi una semana antes. Como hubo harta lluvia los cerros estaban florecidos de yuyos, he aquí la primera imagen.

Como verán los cerros se ven verdes, eso es bueno porque las cabras locas de cerro tendrán mucho alimento para que den harta leche y con ello los lugareños puedan vender el famoso queso de cabra.

Estaba nublado cuando salimos, pero como el camino hacia Andacollo es en ascenso ya pronto vimos como íbamos dejando abajo las nubosidades.

Esta foto la tomó mi hermanito, es una foto artística que él solito captó, estamos sentados a un costado de la nueva Iglesia de Andacollo.

Con mi sobrino Yerko, al costado de la Iglesia.

Esta foto fue idea de mi ahijado, él quería que tomara la Iglesia por dentro para después subirla en su celular. Como es mi ahijado querido, de inmediato le cumplí su deseo. La bandera indica que estábamos en Fiestas Patrias, este año se notó la austeridad porque no habían tantos adornos ni banderas en las calles.

La lluvia hace que todo brote y florezca, éstas son flores que habían en los cerros inhóspitos. Había flores blancas y lilas, pero tenían un olor tan pesado que tuvimos que botar las blancas. Con mi tía encontramos unos cactus que no habíamos visto nunca, así que con una piedra logré sacar algunos, para la próxima, ya sabemos que deberemos echar una pala y un cuchillo en el auto antes de emprender el viaje jejeje.

El 18 como siempre hacemos un rico asadito. El Ivancito es el encargado, ese día Carlitos estaba de cumple, así que me tomé un copetito en su nombre, bueno fueron dos, porque al otro día choqué mi copa con la de mi tía en su nombre.

Por la tarde y en vista de que salió el sol después de varios días, fuimos a dar una vueltecita a la playa, en una de ésas no volvíamos a ver el sol hasta quizás cuando, había que aprovechar entonces.

Y como decía más arriba, he fotografiado varias veces la Cruz del Milenio, pero siempre hay algo diferente.

Un atardecer hermoso sin duda... la nube justo tapaba el sol...

Al subir nos encontramos con esta maravilla...

Las primeras flores del desierto florido. Estas flores parecían nieve en la pradera. No supe a qué familia pertenecían porque eran como los suspiros, pero también parecían petunias, más petunias que suspiros, porque tenían una fragancia que se sentía a mucha distancia. Las petunias son fragantes. Pero éstas son como maleza que brota sin que la inviten.

Y al admirar esta belleza ya no necesito ir a conocer el desierto florido, lo tengo acá mismo en Coquimbo. Vi tantas manchas de flores en el camino que ya me siento realizada jajajá, tengo un sueño menos que realizar.

Acá otra variedad de flores...

pensar que son pura maleza...

Como siempre la mala cuea o el olvido me hizo quedarme sin batería en la cámara, así que las siguientes son fotos tomadas con la cámara de mi tía (la antigua porque desde el 29, que fue su cumple, ya tiene cámara nueva y más capa que la anterior).


El 19 de nuevo estaba el día hermoso. Iván se dio hasta un chapuzón, yo me resfrié así que ni me asoleé mucho y el Yerkito le pegaba a la perra porque se olvidó de echar el traje de baño, no hubo caso de convencerlo de que se bañara en slip jajajá, por más que le decía que cuando se fuera a salir del mar yo le llevaba la toalla para que se tapara.

Estos manzanillones están en el antejardín...


Y estas últimas flores crecían en las dunas, camino que debemos atravesar para llegar a la playa, no es tanto tampoco, pero había otra variedad de flores que no había visto. Como verán la lluvia hizo florecer hasta la arena de la playa.

Y eso es todo por el momento. Espero lo hayan disfrutado tanto como yo.

Nota: Subí las fotos en grande, para que al pincharlas las puedan ver mejor.