miércoles, octubre 31, 2007

Primero de Noviembre

Como todos los primeros de noviembre, vamos los tres: mi tía Haydée, Iván y yo, al cementerio a ver a mi papá, a mi tío Hugo, a mi abuelita, mi abuelito y mi tío Jorge.

Nos levantamos temprano y partimos para allá. El cementerio está ubicado a un costado de la Carretera Norte-Sur, la Panamericana (esta carretera recorre todo Chile, por ella me voy a Talca a ver a Héctor) y siempre hay una masa de gente. Todos tratando de llegar a la Pasarela. Los carabineros, (los pacos), están por todas partes tratando de hacer menos dificultoso el camino pero ya hay un dicho que dice: "donde hay paco, hay taco" y parece que es verdad.

Bueno, toda esta masa de gente trata de subir a la pasarela, otros vienen bajando, tampoco pueden permitir que suba mucha gente porque se puede ir abajo. Me daba risa escuchar como la gente opinaba y trataba de arreglar las cosas con sólo palabras. Todos daban ideas de cómo hacerlo más expedito y yo escuchaba y me reía. Si todo pudiera solucionarse tan solo hablando, que fácil sería la vida.

Una vez que cruzamos, nos dirigimos a comprar flores. Llevábamos crisantemos, alelíes dobles, varitas de San José y una flor que traíamos desde casa (la única que era digna de ir al cementerio a hermosear la tumba de mi padre), una varita de Ave del Paraíso, o más conocida como flor del pájaro. Las demás flores de nuestro jardín ya habían pasado, es decir ya habían florecido y no había ninguna más, que reuniera las condiciones para irse a ornamentar la lápida.

Ahí quedó entonces la hermosa vara color naranja y azul, adornando, junto con las demás flores blancas. Si hasta parecía sentirse orgullosa de estar ahí, entre las otras, que venían procedentes de otros invernaderos, en cambio ella… sentíase dichosa, porque era la única que había sido cortada especialmente para la ocasión. Estaba erguida y muy altiva disfrutando de los rayos de sol y miraba por sobre el hombro a las demás. Claro, tenía porqué sentirse orgullosa, porque mi padre la había comprado, se la había comprado a mi tía, (digo la mata) y nunca antes había florecido.

Hoy, era la primera vez que alguna flor de esa mata iba al cementerio. Mi papi nunca la vio florecer y mi padre falleció hace más de 21 años.

En fin, como siempre, la sepultura familiar se veía bonita, llena de blancas flores que danzaban y se ondulaban con el susurro del viento, alegres y dichosas festejando este día.

Este escrito pertenece a mi Libro "Vivencias" (Nov. 2002)

lunes, octubre 29, 2007

La Anécdota del Milenio

“Póngale nota a las Anécdotas y elija la Anécdota del Milenio.

1. Usted, podrá participar hasta el 31 de diciembre, llenando el formulario que próximamente se enviará a su correo.

2. La calificación será una nota de uno a siete. Todas las Anécdotas deberán ser calificadas para obtener su puntuación.

3. Si usted, recuerda alguna Anécdota que no haya sido incluida, por favor, agréguela a la lista, para ser sometida a votación (y en una de esas, gana!).

4. Ahora entonces póngale nota, y a trabajar recordando Anécdotas para disfrutar de la mejor del Milenio”.


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Iván, mi hermano regalón, tuvo esta genial idea. Resulta que en el año 1999, víspera del cambio de Milenio, en la televisión, en las radios, en todas partes andaban buscando: “El mejor cantante del Milenio”, “La mejor canción del Milenio”, “El mejor programa del Milenio”, “La mejor película del Milenio”, “La mejor actriz” “El mejor actor”, Etc., Etc, Etc. Entonces mi hermano dijo: “busquemos la mejor anécdota familiar” y empezó a recordar anécdotas y chascarros. Le envió un correo a mi hermano Héctor, que está en Talca y empezó la búsqueda de anécdotas. Tuvimos que remover muchos recuerdos para sacar y sacar anécdotas. Yo misma, sin saberlo tenía varias guardaditas que nunca había compartido con nadie, y este fue el momento de sacarlas a la luz. Aquí transcribiré algunas de las que me parecen las más divertidas. Debo mencionar antes de comenzar que los tres hermanos tenemos habilidad para escribir, por lo que al leer, a veces no se sabe cual de los tres es el narrador.


1. Sin Materiales

Un buen día, llegué al liceo (como es habitual en nuestra familia, sin materiales para la clase de Artes Plásticas), en cuya ocasión debía entregar una muñeca de trapo hecha por mi. Como era de suponer mi papi y mi tía Haydée, nunca nos daban plata para los materiales que pedían en la escuela, y como no llevaba el “trabajo” y me iban a poner un dos... con gran ingenio se me ocurrió la brillante idea de hacerme la enferma.

Debo aclarar que en el liceo era habitual que las niñas llegaran a la enfermería quejándose de fuertes dolores, propios del período. En esos casos, las recostaban en una camilla y les ponían un guatero caliente en la guata para de esa manera, apaciguar un poco los dolores y molestias.

Así fue como llegué a la enfermería sobándome la guata y poniendo cara de cordero degollado.

Grande fue mi sorpresa cuando llegó otra niña, peor de lo que yo estaba, así que nos agarraron a las dos y nos llevaron a la posta.

Al entrar en ese feo recinto ya empecé a temblar, pensando qué mi iban a hacer y pensando en que me iban a pillar que no tenía nada. Cuando me acosté en la camilla me tocaron la guata preguntándome si me dolía, a lo que respondí que si (tenía que llegar con mi farsa hasta el final).

Estaba así, expectante, cuando veo acercarse a una enfermera con tremenda inyección!!!!, que me pusieron en mi colita y cuyo dolor me recordó mi “brillante” idea durante una semana cada vez que me sentaba.


2. El Estropajo

Tenía como 15 años. En esa época eran mis comienzos culinarios. Yo era quien decidía lo que cocinaría, entonces elegí una carbonada llena de ricas verduritas picadas en cuadritos y preparada con unas cuantas hojas de repollo. Hojas enteras que echaba dentro de la olla y que luego se reducían quedando convertidas en lacias y deliciosas hojas.

Había pasado un buen rato. La carbonada ya estaría lista, cuando fui a revolver la olla... en esto estaba, cuando veo con asombro que al levantar la cuchara de madera me encuentro con el estropajo, que se había ido mezclado entre las hojas de repollo.

Lo saqué en dos tiempos antes de que alguien me viera.

Cuando todos degustaron la carbonada dijeron: ¡¡¡qué rica!!! ¿qué le echaste que está tan rica? A lo que yo sólo me limité a encoger los hombros y con una sonrisa cómplice, guardé celosamente mi pequeño secreto.
Continuará...
Foto: Iván y yo (Año 1984)

jueves, octubre 25, 2007

¿Juguemos?

"Juguemos en el bosque por mientras que el lobo está... Lobo está?
- Estoy poniéndome los pantalones
Juguemos en el bosque por mientras que el lobo está.. lobo está?
-Estoy poniéndome la camisa..."

Adivinanza:

Es una ola que abraza la playa con su espuma blanca y te envuelve los pies en la arena, si te encuentra mal parado te tira de hocico al suelo...

Es como la expansión de una bomba, que poco a poco va creciendo en círculo, encerrándote en su abrazo, abarcándolo todo...

Y es como la lava de un volcán, que va arrastrándose por el suelo, comiendo con su boca de fuego todo lo que encuentra a su paso...

¿Qué es?

viernes, octubre 19, 2007

El Graffiti

“Tanto en México como en Perú... y como en tantas partes del mundo. La necesidad, obliga al hombre a buscar una mejor vida, dejando atrás una familia.
No a la Xenofobia!”
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Esta imagen estaba pintada en una de las paredes de una calle, en la ciudad de Coquimbo. Iván, mi hermano, la vio y me contó de ella y yo quise fotografiarla, y hablar un poco de lo que significa la xenofobia.

Lamentablemente el chileno es xenofóbico. Odia a los Peruanos, odia a los Bolivianos... y porqué? Porque se cree superior a ellos... odia a los Argentinos, ¿porqué? Porque se siente inferior a ellos.

Acá en Chile, se mira en menos especialmente, a nuestros hermanos Peruanos, Muchos de ellos, han venido legal o ilegalmente a probar suerte a nuestro país, en un intento desesperado de surgir y alimentar a sus lejanas familias. No conozco la situación económica en Perú. Pero sé que en Chile, se los desprecia... y se los degrada al pagarles sueldos más que miserables. Si el chileno es explotado, el Peruano es doblemente explotado. Y ellos, por necesidad, tienen que aceptar atropellos y pellejerías... aguantar que los miren mal, siendo que el Chileno... ¿quién es el chileno para mirar en menos a sus vecinos? ¿de qué tenemos que jactarnos para sentirnos superiores? Cuando allá en España, miran a los chilenos de la misma forma como nosotros miramos a los Peruanos... y peor aún, porque el chileno, tiene fama de ladrón (lo que el peruano hasta el momento no). El Peruano es un hombre culto y educado, que se expresa en forma clara... con un léxico envidiable... y que a pesar de su condición social y de la poca preparación que puede haber recibido, le pega un chirlo al chileno, que cada día está más “flaite”, que es, sin respeto, sinvergüenza y ladrón. No todos, claro está, pero la gran mayoría. Es cuestión de ver las noticias en televisión y descubrir cada día que pasa, los ejemplos de corrupción que ocultan personeros empresariales, políticos y estatales. ¿Y eso es lo superior que tenemos?

Cuando viajé fuera del país, pude constatar la mala educación que tenemos los Chilenos. Hasta en un simple buenos días en un ascensor, donde nadie se conocía, se notaba la cultura... y cultura no es solamente estudiar en un Instituto Superior o Universitario. Cultura también significa respetar, respetarnos los unos a los otros y respetar el medio ambiente y a los animales... hablar bien, ser cortés, respetuoso de los que nos rodean, y eso, aquí en Chile no se ve. Si hasta en el Metro (que con esto del Transantiago se ha llenado de pungas), hasta ahí se demuestra la incultura, y me da vergüenza ver a los jóvenes, que son quienes gobernarán nuestro país, como saltan, silban, gritan y juegan en los vagones del Metro como si estuviesen en el estadio... y veo con impotencia, como se sientan en los respaldos de los asientos, en vez de sentarse correctamente, y hasta se van empinando botellas de cerveza o cajas de vino... ése es el Chileno... ése es el que mira en menos al resto... en vez de sacar el ejemplo y copiar lo que merece ser copiado.

Yo amo a mi país, pero no me gusta el rumbo que está llevando. No me gusta ver como nadie hace nada por nadie... Yo quiero que nos respetemos, que nos amemos, que seamos solidarios unos con otros, que nos ayudemos mutuamente y que dejemos de aparentar lo que no somos. Yo quiero un Chile mejor, y que todos juntos digamos: ¡NO a la xenofobia! Eso sí que nos hará superiores...

jueves, octubre 11, 2007

La Ventana

Hoy te digo adiós.

Casi un año estuve disfrutándote. Aquí frente a ti, observé un zorzal que me inspiró el post “El Futuro Papá”, lo vi buscando ramitas para su nido.

Sentada a tu lado, me abriste los caminos de la inspiración y me senté a escribir. Y mientras digitaba te echaba una ojeada para ver lo que me mostrabas. Ventana indiscreta, que me hiciste observar tantas cosas, tanta gente, tanta vida... y muchas veces me hiciste pararme de mi asiento para saltar como un resorte a ver lo que sucedía. Y allá, en la placita... pude ver como los adolescentes, alumnos y universitarios jugaban al amor, besándose apasionadamente, sentándose las muchachas sobre los muchachos y haciendo como que nadie los veía, sin saber que esta ventana mía, me contaba todos sus juegos, y como una voyerista me enteré de todo lo que pasaba, quizá muchas veces fueron ideas mías, rollos que recreaba cuando observaba, y más cuando observaba con Moisés... vimos unas muchachas, sentadas la una al lado de la otra, haciéndose las tontas y mirando a todas partes para no ser vistas, vimos como se tomaban de la mano y en arrebatos fugaces, se besaban en la boca.

Me hiciste reír, cuando el “Cholo”, el perro de la plaza, salía todas las mañanas a cortarle el paso al cieguito que sólo atinaba a sonreír, el cholo le ladraba al bastón metálico, el señor del kiosko de diarios, retaba al Cholo y tomaba del brazo al ciego para guiarlo media cuadra fuera de la plaza, y es que la plaza tiene dueños, el Cholo y la perrita (que bauticé como Almendra), que un día se sentó a mi lado, cuando esperaba a mi amiga Kiantei en la plaza. Varias veces me asomé por la ventana a ver si llegaba Kiantei, pero no la había visto nunca, así que no sabía qué tenía que encontrar, entonces bajé a esperar a la plaza y la Almendra me hizo compañía.

Y ella, Almendra, se echaba sobre los escaños y a ella venía un viejecito que gustaba sentarse a su lado, no, al revés, se sentaba el viejecito y ella se acomodaba a su lado, mientras él se deleitaba acariciándole el lomo y la cabeza, y yo los observaba sonriendo. Y vi como las palomas y los zorzales se bañaban en la pileta del centro de la plaza, y una vez un pordiosero, sacó en un vaso un poco de esa agua asquerosa de la pileta y se la bebió... qué asco! Allí donde se bañan las aves, allí donde se echó un día un perro porque tenía calor y cuando salió dejó por el camino un hilo de agua que le escurría por los pelos de su piel... y vi amantes, escondidos tras los árboles cantándose su amor, entregándose sus caricias simuladas, pero apasionadas... y compartí los cantos de los pajarillos, que danzaban por mi árbol, y a él lo vi cuando se quedó desnudo sin su ropa y fui testigo del paso del otoño, cuando cubrió el césped con sus hojas amarillas y vi las flores de los crespones, y como el jardinero lo podó sin miramientos, dejando unos puros palos parados, y yo vi con horror como lo cercenó sin tener conocimiento de lo que hacía... y el jardinero que había, ése al que los zorzales le desordenaban la basura buscando ramitas para el nido, se fue de la plaza y nunca más lo vimos, y llegaron otros, que no le tenían amor a la plaza, ni a las flores que colocaban, porque no las regaban y no las cuidaban y así poco a poco fueron secándose pensamientos morados y amarillos, orejas de oso de todos los colores, salvias rojas que no fueron amadas y que yo miraba todos los días... así morían una a una, ya sea porque los cuidadores no las regaban, ya fuera porque el Cholo iba a enterrar y desenterrar sus huesos y trozos de pan. Y vi como los perros le echaban la choriá a todos los perros que no conocieran y apenitas dejaban la gente pasear sus mascotas ceñidas a su bozal. Vi como el jefe de mi amiga iba al centro a sacar la vuelta en horas de trabajo, y vi a todos los funcionarios cuando iban de carrerita al banco a cambiar su cheque, jajaja, no sabían que les había sacado la foto a todos y que los tenía plenamente identificados... Yo los observaba a todos por esta ventana indiscreta, robándome sus secretos... Presencié cuando jóvenes y escolares rompieron los vidrios de la caseta del paco que está frente al edificio del Consejo de Defensa, y con mi amiga Margarita bajamos un día a ver a la Presidenta Bachelet que daba un discurso ahí en el Consejo. Ese día acordonaron toda la plaza y no querían dejarnos ni siquiera mirar de lejitos, pero igual miramos porque cuando el paco se corrió, nosotras nos corríamos de a poquito pa mirar más de cerca.

Desde esta ventana presencié los miles de tacos que se formaban en la esquina, a los pacos haciendo más taco... una vez hubo un choque, y el taxista que fue el culpable, viró rápidamente a la derecha y apretó cachete hacia Manuel Rodríguez, la camioneta colisionada iba a emprender la persecución cuando el paco (de la caseta) salió corriendo y se subió con ellos tras el taxista.

De aquí vigilé mi micro 303e cuando había paro y las micros se recogerían a las cinco de la tarde, yo vigilé ese día, durante dos horas, sin moverme de la ventana, hasta que el alma me volvió al cuerpo cuando empezaron a llegar las micros que, en esas dos horas, no pasó ninguna, y yo con miedo pensaba que tendría que ir a alojar a casa de mi tía y no quería, porque no me gusta dormir fuera de mi casa y porque no había dejado alimento suficiente a mis bebés. Aquí vigilé y vi como mis colegas llegaban atrasadas jajajaja... y abría la ventana para que me impregnara el olor del pasto cuando lo cortaban y corrí las cortinas para ver el día. Por las tardes le decía a Moisés que cerrara la ventana (las cortinas) porque ya estábamos en vitrina pues estaba oscureciendo y la luz de adentro haría que desde afuera nos viéramos trabajando (¿trabajando?) en nuestros menesteres. Por esta ventana vi entrar los rayos del sol los días de invierno y contemplé la lluvia caer. Vi a las personas mojarse con la lluvia y a otros caminar con paraguas de colores. Hasta el Moisés disfrutaba con la ventana y se cuarteaba mirándole los potos a las mujeres, y fisgoneaba desde lo alto cuando las muchachas se sentaban en el banquito y se le veían los escotes, tremendas pechugas que dejaban ver en el centro una rayita que las separaba“anda!, por esa ranura se podría pasar una tarjeta de crédito” y así comentaba y me hacía reír con sus tonteras y juegos pícaros.

Tantas cosas me llevo gracias a ti, ventana querida.

En esta oficina viví momentos verdaderamente emocionantes. Cuando me vino a ver un amigo y me trajo unos chocolates y nos abrazamos junto a la ventana. Cerré los ojos para disfrutar de ese abrazo, tan alto y macizo que era ese tonto, me encantaban sus ojos azules (digo era porque lo maté, digo, lo saqué de mi vida). Tantas veces vino mi amiga a decirme que le invitara un café jajajajaja... a veces hasta venía a tomar desayuno, y me traía una hallulla calientita con mantequilla, que de morderla se escurría la mantequilla en el papel donde venía envuelta. Siempre invito un café a mis visitas, y lo hago con mucho gusto, menos la vez que le ofrecí uno a mi jefe nuevo, y el muy balsa lo agarró como costumbre, y finalmente hoy, después de bolsearme más de diez cafés (y no fuera na que me los bolseara, sino que le gustaban con tres cucharadas de café – si con un café de él yo tomaba toda la semana!!!!), y hoy saltó con $500, quinientos pesos!!!!! ¿Y qué hago con esto? – le dije – él sonrió como haciéndose el chistoso y le dije: - ¡usté que es apretao! – y él volvió a sonreír y metió de nuevo la mano en su bolsillo y sacó otros quinientos pesos, para que con eso pudiera comprar. ¡Pzzzzzz!, sueldo millonario y tan cagao, ni yo que me rasco con tres chauchas!

A esta oficina me vinieron a ver mis amigas, Myriam y Romy, y gozaban cuando yo les contaba mis peripecias y mis aventuras románticas (de las que antes tenía, porque ahora no tengo na pa contar). Aquí me vino a buscar mi mamá el día de mi cumpleaños y me trajo una torta y un ramito de violetas, luego nos fuimos al Restaurant de comida China a almorzar y Carlos quería que yo pagara la cuenta con las dos lucas que Diosito me regaló (porque me las encontré en el suelo). Aquí guardé secretos y suspiros, escuché por primera vez al teléfono la voz de mi amigo Peruano... le dije adiós a un par de pelotudos y me reí de las cosas que escribía en el blog . Aquí me engrifé como un gato cuando el ex jefe vino a quitarme la impresora a color, y sonreí como una doncella cuando me trajeron mi nueva impresora. Aquí chatié casi a diario con mi amigo Xar y mi amiga Vanessa y hablé por teléfono día a día con mi amiga Dulci, y me costó ene convencer a Me Miras para que creara su espacio. Aquí llego cada mañana ansiosa a ver mi correo y mis comentarios y disfruté leyendo a Lágrimas del Mar, a Perfecta Desconocida y también le dije al Trif que escribiera y se desahogara escribiendo. En esta oficina me costó un cielo persuadir al señor Toro para que me viniera a visitar, pero como a mi no me la gana nadie, ahora viene solito (Ja! Eso es lo que yo quisiera!), aquí le tomé el pelo un día a la Petra y fui casi su fiel visitadora (y la espiaba por donde andaba), y fui pasando por la casa del tierno Ysrael, de la dulce Evan (también me costó que viniera, tuve que tirarle la oreja un par de veces)... y visité a la solidaria Pay, estuve compartiendo en el espacio de la Pato y tuve la visita fiel y frecuente (casi desde mis inicios) de Daniel, amante de los gatos igual que mi amiga Siempre y encontré una amiga chilena, Pamela, allá en Montevideo y me saborié como un gato al acecho de su presa con sus deliciosas preparaciones... aquí me puse de acuerdo con mi amigo Marxcelo y nos conocimos en la plaza de la Constitución. Conocí el blog de la encantadora Titi Candia y disfruté con sus creaciones y sus manualidades; también me atrajeron las letras de Agatho, y me maravillé leyendo a Kiantei, viajé a Miami a leer a Pablillous, conocí a la simpática Mini y me cagué de la risa con las locuras de la Turri.

Aquí dormí la siesta cuando el Moisés no vino durante una semana, porque estaba haciendo uso de su semana de post natal, y jugué con las teclas del teclado mientras él dormía la siesta y roncaba hasta por los codos.

Aquí comí los manjares que me daba mi tía, el fricassé que disfrutamos en casa, el pollo arvejado que sabe que me encanta, el pescado frito que trajimos de Coquimbo, los tallarines con camarones y salteado de verduras que cocina mi hermano y me enfermé de la guata por comer como chanchito.

Tantas cosas me llevo de esta oficina, así como mi amiga Siempre cuenta historias del patio de su casa, así me llevo yo también los recuerdos. Cuando venía el crepúsculo y coloreaba de rosa las nieves de la cordillera, y le dije al Móise, ponte ahí para tomarte una foto con la cordillera de fondo y lo que menos salió fue la cordillera. Aquí me reí de todas las locuras del Moisés, cuando llegaba y abría la puerta de repente y entraba cantando “este pasito se baila como tu quieres...” y a veces se metía la mano al bolsillo, sacaba un caramelo y me lo daba y todas las mañanas, hasta el día de hoy, me da la mitad de su pan para tomar desayuno. A veces entraba con los monos y no lo hacía reír ni un toni, otras me contaba sus aventuras tan bien recreadas y me decía que andaba en el centro y veía cada mina, con un cuerpo!, con un poto!, que llegaba a soltar el maletín diciendo “quieta anaconda, quieta anaconda” Jajajaja, tanto que me hace reír ese cabro.

También venían colegas que nunca habían venido a mi ofi y me decían: “ooooooohhhh! Qué linda vista tenís!” y claro, yo como gallina clueca sacaba pecho... o venía a golpearme la puerta mi amiga Margarita y lo hacía tan suave que a veces ni la escuchaba.

Ojalá donde voy, me encuentre con una oficina digna, no digo similar, porque sé que no será igual, pero al menos que tenga una ventana donde yo pueda ver la lluvia caer, donde pueda ver los árboles mecerse con el viento invernal y estival.

Adiós oficina linda y ventana copuchenta. Se va la señorita Angélica, se cambia de edificio (ojalá no me toque compartir la oficina y no me pillen en esta, porque hasta aquí no más llega el blog...y la señorita!).

lunes, octubre 08, 2007

¿?

“Ella está sentada en el comedor... está pensativa, ajena y melancólica... sabe Dios qué cosas pasan por su cabeza en este momento... me acerco, me siento en la silla que está a su lado...

- ¿Estás triste? – Esboza una sonrisa apagada.


- Me siento sola.

- ¿Sola? ¿Y yo? ¿No te acompaño día a día? – vuelve a sonreír

- Si...Me acaricia la cabeza, se acerca y me da un beso en la frente.

- ¿Acaso no estoy ansioso esperando tu llegada todos los días? que cuando escucho el tintinear de tus llaves, voy corriendo a saludarte... y camino hacia la puerta antes que tú... estirando mis manos, en la punta de los pies, para alcanzar la manilla y abrirte la puerta... te sigo hasta el dormitorio como un perrito faldero esperando tus caricias. Si vas al baño entro contigo, cuando puedo, porque a veces me dejas fuera y espero pacientemente al lado de la puerta, como un mono tieso de yeso... hasta que sales... y voy contigo a la cocina, hablándote y contándote todo lo que me ha ocurrido en el día... vas al dormitorio, te tiendes en la cama y yo salto sobre ti para que me arrulles en tu regazo... ¿no soy buena compañía?

- Si hijo mío... eres la compañía perfecta!

- Horacio mío, te adoro, cachorrito de la mamá!

miércoles, octubre 03, 2007

El Pulmay

2da. Parte. Pero no segunda parte del Pulmay, sino que segunda parte de “Fiestas Patrias fuera de casa”.

En realidad la única “gran” salida que hicimos fue a Andacollo. El siguiente paseo fue el día lunes 17. Hicimos nuestra visita frecuente al Mall de La Serena.

La mayoría de las veces que vamos a Coquimbo vamos al Mall, debido a que allá, venden unos helados de yogurt deliciosos, los que se preparan según la elección del cliente. Llevan obligadamente yogurt (que es la base del helado) y uno elige qué frutas le pone y cuantos sabores quiere. Nosotros siempre escogemos tres sabores, por lo tanto tres frutas, te preguntan si lo quieres con azúcar o sin ella, eliges el cono en donde va a ir el helado (hay dos tipos de conos, el normal y el especial. El especial es de tres tipos, todos bañados con chocolate y cubiertos con: Nuez molida, mostacillas de colores o coco rayado – ese es el que elijo yo) y te lo preparan. Las frutas para elegir son muy variadas, piña, papayas, arándanos, moras silvestres, mora de la otra, plátano, lúcuma, melón tuna, frutillas, duraznos, etc. Esta vez como fuimos temprano al Mall (antes de almuerzo), no tomamos helado.

Como a mi hermano no le gusta vitrinear, nos deja solas con mi tía y él se va a su tienda frecuente y favorita, la Feria del Disco. Ahí nos encontramos más tarde con él. Yo me puse a vitrinear los discos y tomé dos, uno de ellos era de Fernando Ubiergo (éxitos). Se lo mostré a Iván (porque sé que hay canciones que le gustan), entonces él lo tomó y lo agregó a los que tenía ya seleccionados. Él estaba en la caja, entonces miró el otro disco que yo llevaba y que saqué sin saber si lo compraba o no (de Myriam Hernández), también me lo quitó de las manos y lo agregó a su compra y tomó uno que le mostré a mi tía de tangos, los 100 tangos más famosos, algo así se llamaba el disco (doble), también lo tomó y lo compró. Si hubiese sabido que mi hermano me iba a regalar discos, habría elegido otros, pero ya estábamos en la caja y por otra parte seré patúa pero nunca tanto! Así que me fui contenta con el regalo. Parece que era nuestro día de suerte porque por la compra de no se cuantos discos, regalaban una botella de vino, así que nos fuimos con dos botellas de vino para la casa. Con esto nos ahorramos el vino del almuerzo. Después de salir de esa tienda, nos fuimos a la casa en taxi (porque mi hermano nos carretea en taxi).

Y así llegó el 18 tan esperado por todos.

Tradicionalmente, en casa se festeja haciendo empanadas y preparando carnes a las brasas. Pero esta vez, y ya que estábamos en Coquimbo (zona de playa), haríamos algo diferente. Algo muy tradicional en el Sur de Chile, en la zona de Chiloé... El Pulmay! (curanto en olla).

Con anticipación, mi tía e Iván, habían ido a comprar lo necesario para la preparación de este menú, (que cocinábamos por primera vez). Empezamos afanando tempranito. Mi tía picó la pulpa de cerdo, limpió las presas de pollo y las puso a dorar en una olla con aceite junto a las longanizas. Agregó cebollas, zanahorias, ajos y aliños. Luego puso un poco de vino blanco y lo dejó un ratito cocinar. Destapó la olla al cabo de un rato, agregó las papas con cáscara, muy bien lavadas e incorporó las hojas de repollo. Sobre éstas puso el congrio dorado ya trozado, algunas machas desconchadas, ostiones y finalmente los mariscos en concha: almejas y choritos (mejillones). Antes de realizar el último procedimiento mi tía sacó de la olla en un pocillo, un poco del caldo de la preparación y empezó a probarlo. Tenía un olor delicioso. Nosotros estábamos con Iván en el living leyendo los diarios y esperando que estuviera lista la preparación, entonces mi tía llegó a ofrecerle a mi Gran Hermano el jugo que llevaba. Como mi hermano no le hace asco a nada, le hizo chupete... hasta podría decir que yo apenas lo probé, y cuando el pocillo volvió a su turno se lo tomó casi todo. Cuando llegó la hora de almorzar, el gordi ya estaba medio botado con el jugo, así que bien poco fue lo que pudo comer. Yo comí más que todos, mi tía también quedó medio lona con la sopita, así que todos me decían que sólo yo iba a comer al día siguiente (que era 19) y que nos devolvíamos a Santiago.

En la foto se aprecia el plato terminado. Después de este almuerzo caímos todos a dormir la siesta (bueno mi hermano y yo en realidad porque mi tía jamás duerme siesta). Así que los planes que teníamos ese día de ir a caminar a la playa, se fueron a la punta del cerro porque nos quedamos dormidos y después nos dio flojera salir.

Por las noches, yo me acostaba a leer. Allá dan ganas de leer, debe ser porque es una casa donde una sólo va a descansar, entonces aprovecha de hacer lo que uno en la casa casi no tiene tiempo de hacer. El año pasado en el verano avancé mucho con un tejido a crochet que estaba haciendo. Era un mantel, para el que debía hacer 81 flores, las que se iban pegando a medida que se iban haciendo. Aún no termino el mantel, las flores sí las terminé pero me falta hacer la orilla. Bueno, aprovechando el tiempo en la lectura, de repente el viento traía las voces de los artistas que estaban actuando en la Pampilla (La Pampilla es un lugar donde la gente se reúne y va como quien dice a acampar. Ahí venden cosas, como un mercado persa y por las noches actúan distintas figuras nacionales e internacionales. La Fiestas Patrias más largas son las de Coquimbo, puesto que cierran casi todos los negocios durante una semana). Yo no fui a la Pampilla y nunca he ido, pero sí podía escuchar a los artistas. La noche del 18, actuaron Los Jaivas, entonces mi tía sintonizó la radio para escucharlos.

Fueron cinco días los que estuve lejos de Santiago, pero extrañaba a mis niños, no tenía a quién hacerle cariño, así que tuve que conformarme mirando el gato de mi tía.

El día que ya nos devolvíamos fuimos con mi hermano y mi tía a dar una vuelta. Pues había unos murales que yo quería fotografiar. Mi hermano los vio cuando iba a comprar el diario y me habló de ellos. Estos serán publicados próximamente.

Eso es to, eso es to, eso es to... eso es todo amigos! Han esta, han esta, han esta, han estado contentos? Jijiji me encantaba el chanchito Porky.