viernes, febrero 29, 2008

De vuelta

Hola. Ya estoy de vuelta.

No tenía ganas de escribir, para qué estamos con cosas. Y lo que quería publicar no lo podía hacer en un día. Aparte que los dos primeros días fueron de reencuentro con mis colegas. De saludos, de contarnos como lo pasamos, como si hiciéramos una plana, narrando nuestras vacaciones, como hacíamos en la escuela el primer día de clases. Luego vinieron las solicitudes de trabajo y cosas que no me han dado tiempo ni para escribir, ni para leer, tampoco para chatear, como piensa Alberto.

He estado metida en mis problemas laborales, los que no son tan auspiciosos. Pero luego de días de relax y reposo, he pensado ingresar mis datos en la página de busca trabajo. A ver si logro conseguir algo mejor de lo que tengo (que tampoco es malo), pero hoy, la cosa ha llegado a un punto, como decir... límite.

Me fui a Coquimbo con un sentimiento de inseguridad... de incertidumbre, de infelicidad. Me hice el firme propósito de olvidar todos los problemas, las dudas, los miedos... y me olvidé por completo del mundo. Hasta olvidé el cumpleaños de una amiga muy querida, la Romy (y olvidar un cumpleaños es algo que me ocurre muy a lo lejos). El descanso fue total. Incluso hice cosas que no pensaba.

Caminé harto. Cociné cosas ricas. Leí. Empecé a leer el libro “El señor de los cátaros”, el que aún no termino, porque se me ocurrió, empezar a leer un poco de Historia Universal, para entender mejor la historia que narra el libro. Trata de las Cruzadas. Guerra que yo no entendía y que ahora se me esclarece un poco más.

Vi películas. No del cable, sino de las que colecciona Iván. Porque a parte de coleccionar libros y Cds., también colecciona películas, originales por cierto. Así que vi algunas que ya había visto, como “American X” y vi una que había visto a medias “Furia en Alaska” con John Wayne. Mi papá era fanático de las películas de John Wayne. Héctor mi hermano también lo es. A Iván también le gustan y a mi me gustaban sólo las que trabajaba con Kirk Douglas que era mi actor preferido de niña. También vi “La zapatilla roja” (que no había visto) y unos recitales de Ana Belén con Víctor Manuel y otro de Los Tres. Íbamos a ver “El Francotirador” con Robert de Niro, pero Iván, el menso, llevó la caja y cuando fue a sacar la película se le había quedado en Santiago.

También tomé un poco de sol, pero sólo un poco porque no me gusta asolearme. Desde que descubrí que empecé a llenarme de pecas, dejé de asolearme. Mi cuerpo era blanco y hoy tengo manchas de pecas en los hombros, los brazos y hasta una que otra en el pecho. Las odio. Siempre he tenido pecas en la nariz eso sí, pero a esas no las odio, más bien las ignoro, serán parte de mi atractivo digo yo jejeje.

Me bañé en el mar por las mañanas. Pero este año, no disfruté tanto del agua como en otros años, en los que sentía paz y tranquilidad cuando me bañaba y estaba largos intervalos dentro del océano. Este año me agarró el pié una jaiba. Me asustó la tonta, cuando sentí el apretón en mi patita. Esta vez hubo menos medusas que el año anterior y parece que un día agarré el esqueleto de una de ellas, porque había una cosa como un largo espiral que empezaba de forma gruesa y terminaba delgada. Era tan blanco como los corales, pero al sentirlo en mis dedos era asqueroso porque parecía medio gelatinoso y resbaloso guac! Cuando la agarré y la miré, la tiré lejos.

Disfruté viendo los patos silvestres bañarse conmigo en el mar (se bañan en las mañanas cuando no hay nadie en la playa). Los vi volar en bandadas sobre mi cabeza. Ahí me acordé de las historias migratorias del Pato Lucas, ésas me gustaban mucho. Los patos eran negritos igual que el Pato Lucas y hasta me pareció verles la argolla que les rodea el cuello.

Viajé el sábado 2 de Febrero. Allá en Coquimbo ya estaba mi tía Haydecita esperándome junto a mi sobrino-ahijado Yerko, que siempre la acompaña en las vacaciones y se queda la temporada con ella. A los pocos días llegó mi tía Ester quien nos acompañó una semana y al día siguiente de mi tía Ester llegó mi hermanito Iván.

Mi tía Ester quería que mi tía Haydée le refrescara la memoria en bordados. Mi tía Haydée es experta en bordados. Siempre está haciendo alguna labor al respecto. Yo, lamentablemente no llevé nada para hacer manualidades, como otras veces que llevo bordado o crochet. Y me dieron unas ganas enormes de bordar. Así es que, me comprometí con mi tía Ester, en ir a visitarla cuando estuviera de vuelta en Santiago. Así lo hice. Ella me estuvo enseñando unos puntos a crochet. La tía Ester es Monitora. Ella enseña en la Municipalidad manualidades y quiere que yo, sea la heredera de su legado. Yo gustosa porque me encantan las manualidades. Por su parte mi mamá es experta en “deshilados” y también quiere que yo sea la heredera de su sabiduría, así que en eso me lo he llevado desde que regresé de Coquimbo.

Tomé como carretonera... chupé más que orilla de playa jajaja. Tomé vino, pisco sour, ponche de vino con duraznos, piña colada, cerveza y champagne. Así que comprenderán que llegué mas “rellenita”. Claro que ahora estoy en “Ley seca”, porque pucha que engordé.

Al cabo de dos semanas, me devolví a Santiago. Ya empezaba a extrañar a mis niños... mi casa, mi cama... mi silencio. Estuve descansando entre comillas una semana más. Ojo que en Coquimbo me tocó pintar las protecciones de la casa.

Este post demoró mucho en salir. Lo que pasa es que quería entregarles un regalito. Y en confeccionar el regalo me demoré ene (tan perfeccionista que soy). Aquí está. Espero que lo disfruten.

De las 300 fotos que tomé. Seleccioné unas cuantas para compartirlas con ustedes. Las he dividido en la siguiente clasificación: Fotografías y Paisajes, Comidas y Grafittis.

Fotografías y Paisajes

  • Comidas

  • Grafittis

  • Ahora me pondré al día con cada uno de sus post (como hago siempre). Ténganme paciencia que tengo mucho que leer. Voy donde ustedes.

    viernes, febrero 01, 2008

    La Corte entra en receso

    ¿Qué se hace cuando un barco está a punto de naufragar?

    Dos cosas. O te quedas dispuesto a enfrentar las tempestades hasta el último momento como si fueras el Capitán... o te arrojas al mar.

    Si te arrojas al mar hay dos opciones. Que el Capitán te ofrezca uno de sus botes salvavidas o que te consuman las aguas frías.

    El bote salvavidas es pequeño y caben pocas personas.

    Y ahí está la disyuntiva ¿qué hacer?

    ... Y vienen las recriminaciones ¿porqué no estudiaste más? Nunca fui buena estudiante. Odiaba estudiar. No me gustaba. Eres una mujer inteligente... ¿inteligente? Habilidosa será... si fuera inteligente habría elegido otra cosa ¿cómo podía saber lo que quería hacer a los 18 años? Si todavía era una niña que no sabía ni besar ¿cómo iba a saber lo que me gustaba hacer? Si a esa edad no quería hacer nada. Lo único que me gustaba era la repostería. Ni siquiera sabía que iba a ser una digitadora eficiente ¿eficiente? Talvez no sea tan eficiente como me creo.

    Elegí secretariado, porque era una carrera corta (sólo un año). Salí con “Distinción Máxima”. Ahí descubrí que podía ser buena alumna. Lo que nunca, jamás fui en el colegio.

    Años después estudié algo de Inglés (ya no me acuerdo de nada). Se supone que sacaría el título de Secretaria Bilingüe. Pero si soy tímida... me atropello para hablar... soy de pocas palabras... y de largos silencios, ¿cómo iba a hablar en Inglés? ¿si apenas me daba para hablar en mi idioma natal? Dejé el estudio a medias y ahí surgió la posibilidad de un trabajo bien remunerado pero sin tiempo para el estudio. Los turnos por lo demás no dejaban tiempo para el aprendizaje. En ninguna Universidad te iban a permitir que estudiaras una semana en la tarde y otra en la mañana.

    Y salí de ese trabajo. Y ahora quizá tenga tiempo para el estudio... pero no tengo el dinero... compré una casa porque tenía un sueño de una familia... y ahora mi casa consume la mitad de mi sueldo... ¿con qué voy a estudiar? Y tampoco quiero estudiar. No hay nada que me llene. Me gusta todo y no me gusta nada.

    A veces creo que habría sido una buena abogado. Soy buena para reclamar, nunca me quedo callada, decía mi primer Gran Jefe. Y talvez en cierto modo tenía razón. Odio las injusticias. Odio la ley del embudo. Ley pareja no es dura. Pero también odio las mentiras... no habría servido para defender criminales ni delincuentes, y, hay que partir de la base que se supone que si voy a defender a uno de ésos, me tienen que decir la verdad.

    Talvez habría sido un médico perfecto. Creo que habría puesto dedicación a eso. Y talvez sería como esos doctores a la antigua, esos que sólo les decías los síntomas y ellos acertaban con el diagnóstico. Lo que hoy no ocurre, sino que te mandan a hacerte miles de exámenes para recién pensar en lo que podrías tener... y eso ya lo vuelve un sucio negocio que no comparto. Y para estudiar medicina se necesitaba de un puntaje brillante que yo jamás tuve.

    Me gustan los animales. Talvez podría ser Médico Veterinario. Pero también se requiere de puntaje para optar a esa carrera. Mi sobrino dijo un día “yo quiero ser veterinario” “usted tiene que ser veterinario porque le gustan los animales, no porque va a ganar plata con eso. Y eso significa que si ve un animal enfermo en la calle lo va a atender sin importar que no le paguen la consulta” le dije yo para que entienda como son las cosas.

    Psicóloga podría ser porque muchos llegan a mi a pedirme consejo u orientación. Y tengo una facilidad de detectar los problemas ajenos. Veo con tanta facilidad la paja en el ojo ajeno. Pero eso también requiere de estudio y concentración.

    Me gustaría ser redactora de prensa. Me gustaría ser digitadora veloz... me gustaría estudiar repostería y cocina internacional. Si hubiese puesto más atención a todo, no me pasaría lo que me pasa hoy y no tendría el peso de esta gran incertidumbre laboral.

    El trabajo de secretaria está en decadencia. Ya nadie necesita secretarias para redactar cartas. Todos redactan directo en su PC, directo en su correo electrónico. No importa que redacten como el forro, no importa que escriban con miles de faltas de ortografía, nada importa en estos tiempos actuales.

    Sólo a mi me importa lo que será de mi vida, sólo a mi me importa la gran nube negra que se avecina.

    Ahora pensaré... leeré... compartiré con mi tía y mi hermano... comeré cosas ricas... soñaré despierta... Coquimbo me espera... allá voy!

    ¡La corte entra en receso!