jueves, agosto 30, 2007

Yo tenía...

...”Yo tenía 10 perritos, yo tenía 10 perritos...
uno se me fue a la nieve,
no me quedan más que nueve..

de los nueve que me quedaron,
de los nueve que me quedaron
uno se cayó al Mapocho,
no me quedan más que ocho”...

Y tuve un jefe, que fue el primer jefe, en el primer trabajo... cuando no tenía práctica y sólo temores a lo desconocido. Donde poco a poco fui aprendiendo. Con los sentidos siempre atentos a todo lo que pasaba y tratando de no equivocarme, porque me avergüenza equivocarme. No me gusta. Hasta me ruborizo cuando me hacen notar algún error.

Y mi jefe me enseñó y me guió igual que un padre, y su lado humano me enseñó muchas cosas... siempre me habló del perdón, de los rencores que a nada conducían y me aconsejaba en las cosas que hacía. Entonces, fue naciendo un gran cariño hacia él y una gran admiración también, porqué no decirlo. Pero llegó el día en que le conté que me habían ofrecido un trabajo mejor remunerado. Y él, no dudó en decirme que debía irme por mejoras laborales. Y me instó a irme... y yo, la ambiciosa, me fui a probar nuevos rumbos, cual gaviota que emprende el vuelo, sabedora que los conocimientos adquiridos no la iban a dejar caer. Y volé alto, muy alto... y gané dinero. Y compré muchos Cds, y compré un computador cuando aún no existían en las grandes tiendas, y compré un reproductor de CD cuando recién llegaban a Chile, y compré una lavadora automática para no tener que lavar la ropa los sábados y perder todo el día, echando y sacando de la lavadora y luego enjuagando en la tina, donde terminaba con la espalda doblada de tanto estrujar sábanas y toallas, para luego pasarlas por una centrífuga que les quitaría el exceso de agua. Y puse internet en mi casa, cuando sólo tenían las empresas, las tiendas y las universidades... y yo, compraba por la red, y conocía el mundo a través de la pantalla... y arreglamos la casa de mi tía, construyendo un segundo piso, arreglando los baños y alhajándolos completos con cerámicas y vanitorios nuevos... y pusimos luz en el pasillo donde no había, e hice grandes inversiones... hasta compré mi casa con aquel sueldo sustancioso... pero... las vacas gordas no podían durar una eternidad... y llegaron las vacas flacas... perdí el trabajo en el que estuve 11 años... perdí el gran sueldo que me permitía darme gustos, pero no disfrutar... porque me faltaba tiempo, trabajaba en turnos: mañanas, tardes, noches, sábados, domingos, festivos y nada podía detener el trabajo que se hacía. Entonces, estuve en casa unos meses, no sé si disfrutando la cesantía, pero sí descansando, desintoxicando mi espíritu para el nuevo trabajo. Pero la edad era un impedimento para volver a ser Secretaria. Los jefes querían señoritas jóvenes y lindas pero con experiencia... y mi búsqueda fue afanosa e improductiva... hasta que llamé a mi antiguo jefe... y como una mano invisible me la tendió en el preciso momento que su secretaria se iba a otra área, dejando vacante el puesto... y yo volví a él. Pero ya no era la misma, puesto que ya venía mañosa, con más conocimientos, con más mundo. Y tuvo que llegar el momento en que él se fuera y dejó su puesto, ahí... solitario... y nadie se hizo cargo de él. Y yo quedé a la deriva, y me sentí sola y desprotegida... sin guía y sin oriente. Y tuve miedo... miedo de no ser capaz de seguir sola.

Y la secretaria pasó a ser jefa de ella misma y pasó a desempeñar el trabajo que hacía el jefe y el de ella. Y vino un jefe que se hizo cargo del puesto (pero sólo para efectos de firma) y yo llevaba las cosas listas para que él firmara. El tipo no me molestaba para nada, me dejaba hacer tranquila, a veces conversábamos y tuvimos una buena relación. A pesar de que una vez me hizo una rotería, de la que después se retractó... y yo a mi vez también le paré el carro una vez y luego le pedí disculpas por haberme excedido. Pero él renunció y de nuevo quedé a la deriva, sin cabeza.

Y vino el segundo jefe, un hincha pelotas, miedoso, que nada quería firmar y todo preguntaba. Pero aún así, yo le explicaba las cosas como eran y a pesar de todo tampoco me mosqueaba tanto. Yo iba a su oficina cuando tenía algo que llevarle y él pocas veces aparecía por mi oficina. Pero... tampoco era el definitivo... y me volvieron a cambiar el jefe.

Y llegó el tercero. Si el segundo era hincha pelotas... éste le ganó. Y a pesar de que de repente voy a su oficina, éste pasa interrumpiéndome, con la consiguiente molestia de no poder abrir el MSN pues se coloca a mi lado y le echa el ojo a la pantalla, talvez inconscientemente (aún no me siento perseguida), pero me pide una y otra cosa. No me deja respirar y me deja poco tiempo para la entretención. Y ya he dicho muchas veces que el trabajo y la entretención deben complementarse. Por lo tanto, debe haber tiempo para todo, sin perjuicio de hacer el trabajo y hacerlo bien. Porque de lo contrario, el trabajo se vuelve un fastidio y una obligación desagradable.

Y así la voy llevando... tengo la esperanza de que luego se le pase, porque todas las escobas nuevas barren bien. Y confío en que más temprano que tarde, se deje de visitar mi oficina y me deje hacer tranquila. Porque dicho sea de paso, ninguno de los tres que han seguido al Gran Jefe, ha sido capaz de hacer lo que hacía el antiguo. Es decir, ellos sólo estampan su firma y nada más. Y yo me llevo el trabajo pesado... por el mismo sueldo miserable.

... "yo tenía ocho perritos...yo tenía ocho perritos
uno se fue en un cohete,
no me quedan más que siete"...

lunes, agosto 27, 2007

Oh no! Lunes de nuevo

Levántate temprano... la locomoción es lenta, hay mucho taco. La gente anda apurada. Desperté a las seis con la radio reloj que se encendió, de repente la radio dijo las seis con ocho minutos... seis con ocho!!! Cómo me dormí y no me di cuenta, bajo una pata de la cama... uf! Enciendo la luz. Horacio está afuera, pues me levanté a echarlo a las cuatro y media cuando él me lo pidió. Abro la ventana y lo entro. Voy a encender el calefon... me meto a la ducha, uy! El agua está para pelar pollos, abro el agua fría, se me enfría mucho... ya, mejor me salgo y me seco. Me visto. Hago la cama al lote pues es tarde. Tengo que salir temprano, como los días anteriores, pues así evito al vecino. Voy, camino... el pasto tiene escarcha pero no tanta como otras veces. Ya está claro, será el sol que ya empieza a derretir todo. Me aproximo a la casa del vecino, no está su auto ¿alivio? Pues no, porque otras veces no está y sale de la nada. Miro para todos lados y no viene, entonces le hago el quite a las calles principales y me voy por los pasajes, por donde no sabe que voy. Pero hoy sí que necesito verlo porque la bolsa con el kilo de azúcar, el tarro de Nescafé, el paraguas que me llevé el vienes, los Cds para grabar en el PC... los Cds en blanco que encontré en mi casita. Los diskette de los cachureos que estuve copiando de mi viejo pc (el que está en la casa), el pocillo con mi comida congelada para hoy, la ampolleta del baño que se me quemó y que el sábado no pude encontrar en El Lider. Vaya! Está harto pesá la bolsa y el vecino que no viene...

Tomo el bus, me siento a la ventana. Bajo el brazo del centro y como nadie sabe para quien trabaja, en lo que estaba sacando el pendrive de la cartera la mina que se sienta a mi lado me agarra el brazo... así que me quedé sin apoyo jajaja, pero no estoy para discutir en día lunes. Me bajo del bus, llego al metro, lleno de WNs! ¿de donde sale tanta gente? ¿qué todos se levantaron cansados que no avanzan? Claro poh! Un cabro que iba delante de mí no caminaba nada, porque andaba con esos pantalones debajo del poto entonces tenía que caminar con las piernas abiertas para afirmarlos. Y me digo, ¿soy yo la apurona? El caso es que subo las tres escalas y llego a la rastra y aún me quedan dos mas. En cuanto mejore el tiempo me voy en la micro antigua, aunque tenga que esperarla porque estas subidas me tienen chata. Para colmo de males (o para bienes, aún no lo sé). Me cambiaron el Jefe. Vamos a ver si éste salva a alguien. Al menos demostró que es un caballero, pues saluda a todo el mundo de la mano (incluido al Moisés que es el Junior), otro no hace eso, otros son clasistas y jamás se detienen a saludar ni a los junior ni a los auxiliares, pero él también saluda amablemente al auxiliar. Y yo... con impresora nueva (a color por cierto para imprimir mis cosas personales jajaja). ¿Ven que Diosito me quiere? Me mandó una impresora mejor que la anterior. Jijiji.

Bueno... habrá que trabajar.

miércoles, agosto 22, 2007

Frases para el bronce

Qué linda es tu mirada. No me había fijado...” el vecino, esta mañana.

“No me gusta ser pulga en la oreja!, ni que lo sean conmigo” Yo, ayer diciéndole al Jefe (pero después me dije... ¿adonde la viste? Con lo hincha pelotas que eres!)

“Cuando le saquen una radiografía al gordo (mi hermano), vai a salir vos pegada a su espalda” el Moisés, refiriéndose a mí.

“No, si vos soy de otro planeta” Moisés refiriéndose a mi cuando le conté que había pintado la protección fija de mi ventanal con un espejito (porque así podía ver lo que pintaba y lo que faltaba por pintar)

“Cabra e’mierda” mi tía cuando hago alguna travesura.

“¡¡¡CTM un ratón!!!” mi amiga, cuando pasó una ratita por sus pies.

- “Y para qué quiere una impresora a color?” (preguntó mi jefe cuando me quitó la que tenía)... “¡para mis cosas personales!”

“Trabajan tan mal y lo hacen tan bien” Pancho Pistolas, el jefe de mi amiga, cuando reclama porque la gente hace mal su trabajo.

"No si entre vos y tu tía, van a dejar al gordo en la ruina" Moisés cuando le cuento todas las cosas que le pedimos con mi tía a mi hermanito y que él siempre nos compra.

viernes, agosto 17, 2007

Mate y recuerdos

El mate, en Chile, se asocia a personas antiguas. A campo... a casa de adobe, oscura, fría, grande y tenebrosa. A tardes de invierno... a lluvia y a personas sentadas alrededor del bracero, esperando su turno del mate... la tetera, hirviendo sobre el fuego todo el tiempo... y sobre el bracero, alzados los brazos, cuyas manos sostienen fierritos, largos y delgados, en cuya punta se derrite lentamente un trozo de queso, el que impregna el ambiente de olores... a queso, a yerba, a pan caliente... a carbones encendidos.

El mate ya se ha preparado. Introduciendo en la cuenca de la calabaza, la yerba mate, las hierbas aromáticas: Menta, cedrón, poleo, hojas de apio, cáscara de limón o naranjas... y azúcar. El agua hirviente se vierte en la cuenca, calentando la bombilla. Y en la primera “chupada” nos quema la boca.

Días de invierno... días de lluvia, dan paso al deseo de tomar mate. Y recuerdo que lo tomaba con mi abuelita materna. Ella me visitaba llevando la calabaza, las yerbas, el pan, el jamón colonial (que es el que a ella le gusta, ése que tiene un borde de grasa o tocino) y el queso. Y juntas, compartíamos el mate mirando por la ventana la lluvia caer... conversando de muchas cosas.

Antes de irse, sacaba su cigarro y le daba un par de piteadas, porque según ella, haría que al salir al fresco no se le paralizara la cara (enchuecándosela), creencias de ella, creo yo. Pero nunca he salido fuera de casa directamente cuando he tomado mate.

Los tiempos pasaron y ya no estuve más en la casa, de dueña de casa, como quería mi papi. Y con el estudio y posteriormente el trabajo, terminaron nuestras reuniones en torno al mate.

Después, cambié sin quererlo a mi abuelita, por mi amiga Jenny. Éramos colegas de trabajo. Yo, era Ejecutiva de Atención Clientes y ella, era Operadora Internacional. Muchas veces nos tocó hacer turnos de noche, juntas... solas las dos... Las veladas eran largas y frías. Yo me entretenía contestando correos (y llamados), y ella, navegaba por Internet. O hacía carpetas con información para sus colegas. Con Jenny tomábamos mate y disfrutábamos las noches... era una alegría para ambas saber que nos tocaba trabajar juntas el nocturno (lo que no ocurría siempre, puesto que ambas nos regíamos por rotaciones, las que sólo a veces coincidían). Conversábamos toda la noche, hasta que las pilas se nos agotaban... luego yo me instalaba en cuatro sillas y tendía mis huesos por un rato... pero ella, jamás descansaba... era como una hormiga trabajólica e incansable.

Ahora, sola en mi casa. Cuando hace mucho frío y no he comprado pan... hago pan en mi casa y preparo el mate. Alzo la bombilla hasta mi boca y disfruto del sabor delicioso de la yerba y junto con ello, disfruto los recuerdos de mi abuela... y de mi amiga.

lunes, agosto 13, 2007

El Pájaro cantor

... Cosas raras veía, ininteligibles, parientes que me hablan y que la razón trata de comprender. A veces la conciencia los rechaza diciendo que no puede ser. Pero nada, los sueños son así.

... Música melodiosa, gorjeo de pájaros. Abro los ojos, son las ocho. Es sábado, ya aclaró. En los cristales empañados se entrevé un día de sol esplendoroso, pero hace sueño todavía y frío... me arropo hasta el cuello y me sumerjo nuevamente en los sueños.

Son las 10. Abro la puerta de la cocina. El árbol de la calle está pilucho desde hace mucho. Perdió sus hojas. El viento se las arrebató, unas veces violento y agresivo... otras, cálido y suave cuando anunciaba chubascos. Así, desnudito se alza hacia el cielo, y sólo conserva sus semillas, unas bolitas café que parecen pasas de uvas grandes, firmes y rosadas. El contraste de sus ramas y semillas, alegran el cielo azul.

El árbol canta... dichoso, anunciando primavera. ¿El árbol canta??? ¡Qué canto tan melodioso!, es el mismo canto que me hizo abrir los ojos en la mañana... Arriba, casi en la copa, donde apenas me deja ver el sol, abofeteando mis pupilas con sus rayos encandilantes, está un pajarito. Pequeño. No sé a qué familia pertenece. No es zorzal ni gorrión. Pero canta con un vozarrón que me hace pensar “¡tan chico, y tan buen cantor!”, su delirio es arrollador. Voy a grabarlo... corro a buscar mi máquina fotográfica (que tiene filmadora). La enciendo atolondradamente, antes de que aquel visitante eleve el vuelo y me prive de su canto... me ubico frente a él... enfoco y...

Pit... Pit... Pitttt...

¡Advertencia de Baterías Agotadas! PUFFF!
(se apagó la máquina)

Nota: El pajarito que se ve en la imagen no es el "pájaro cantor".

jueves, agosto 09, 2007

¡Hum! (expresión de pensamiento dando vueltas en la cabeza)

Anoche ni supe de la nieve que estaba cayendo. Sentí un frío atroz, que hizo que me metiera en mi cama, bajo las mantas, con más frío que de costumbre.

Cuando me levanté esta mañana, la nieve ya se estaba disipando. Me duché, me vestí, hice la cama, le di alimento a mis bebes, tomé la máquina fotográfica y me vine. Algo habría para fotografiar en un día así. Efectivamente el parque estaba blanquito... los árboles ya no tenían nieve, pero algunas palmeras si. El sacar algunas fotos hizo que me retrasara un poquito. Pero no importaba, la situación lo ameritaba.

Entretenida en esos menesteres, me acerqué a la calle fatídica, ésa donde yo pensaba que vivía el vecino. Pasé por la casa (donde precalentó el otro día un auto) y no estaba... entonces respiré con alivio “me salvé de nuevo, el vecino ya se fue”. Caminaba entonces despreocupada, guardando mi camarita en su cartuchera, doblando el paraguas que tenía que traer de vuelta (pues es el paraguas de repuesto que dejo en el trabajo y tuve que llevármelo ayer por la lluvia). La calle estaba desierta. Nada podía presagiar que “alguien te mira”. Sin hacer ruido (y eso que ando con los sentidos atentos la mayor parte del tiempo), sin ningún movimiento que pueda delatar su presencia, escucho a mi espalda un: “¡Hola!” – giro un poco y era él... ¡el vecino! Si parecía que había estado esperándome a la vuelta de una esquina, como esperan los policías a los vehículos que van a exceso de velocidad y salen de las sombras para atajarle el paso.

Asombrada, me subí en su auto. Me dio un beso en la mejilla (pero esta vez me corrí lo más que pude para que apenas me rozara). Conversamos un ratito. Hablamos de la nieve, le dije que no la había visto anoche porque me había acostado... y él dijo (con su qué, creo yo) “nadie te despertó para que la vieras” Hum! vivo sola – no quise mirar su cara pues tendría una sonrisa inmensa jajaja tan rollera que soy, pero dijo: “uy! Que pena no poder ir a verte” Quéeeeeeee??????? pensé yo... sólo me limité a expresar una sonrisa hipócrita, de esas que suelto a la fuerza, a regañadientes, de esas medio embarazosas, de esas desconfiadas... miré para afuera y cambié el tema, porque ya no me gustó na la cosa. Me bajé hecha un cuete.

Menos mal que el trayecto es corto... así me pude escabullir fácilmente (como la gata que se le escapaba al zorrillo apestoso).

martes, agosto 07, 2007

Me arranqué del vecino!

Mi intuición no me falla. Ayer salí más tarde (digo para hacerle el quite al vecino), pero igual me lo encontré. Mientras caminaba iba rogando “que no venga, que no venga”. Pasé por una casa en la que había un auto blanco que estaba precalentando. Ay! Esa debe ser su casa. Miré pa otro lao haciéndome la loca y seguí de largo lo más rápido y disimulado que pude. Me faltaba tan sólo una cuadra para doblar y perderlo de vista, pero zas! Escucho a mi espalda un auto que viene despacito tras de mí. “Angélica! la llevo...” Uf!. Me subí en su auto. Se supone que los vecinos mantienen la distancia (al menos yo soy así, por lo tanto, a ninguno de mis vecinos los saludo de beso), pero éste... en cuanto subí al auto me saludó acercando su cara para darme un beso!!!!! y luego me lo dio más pegadito a la comisura de los labios que a la mejilla!!! (Mmmmm, el impulso podrá ser?). Como las cuadras que faltaban pasan volando, se fue a la vuelta de la rueda!!! como sería que pude darme cuenta que iba demasiado lento, yo cacho que iba como a 20 kms. En eso me preguntó qué hacía.... y luego, preguntó derechamente si era casada... cuando le dije que no, se quedó de una pieza! Yo miré hacia fuera porque se me escapaban las risillas (de mal pensada). Me preguntó la hora en que pasaba de vuelta y dijo que nunca me había visto cuando regreso. También dijo entre líneas que se fijaría cuando vengo de vuelta para llevarme. Hum! ese huevito quiere sal. Las miradas de interés nunca se me escapan.

Pues hoy. Salí de mi casa... He de decir que ya parece tentación la cosa, porque el muchacho, es agradable y simpático jajaja... bueno, salí de mi casa, caminé y VEO la micro... mi salvación!!!! Así que como soldado que se arranca sirve pa otra batalla, corrí y me subí en la micro. Con eso no hubo necesidad de caminar para llegar al bus Pullman.

Por esta vez... me arranqué. Me subí al bus y mientras me acomodaba me reía solita de mi “travesura”.

miércoles, agosto 01, 2007

Al acecho

Tercer día de la semana. Ya estoy cansada de tanto caminar. Veinte minutos para llegar al Pullman, veinte minutos de vuelta para llegar a mi casa (fuera de todas las otras caminatas). Ya me parece fastidioso, por mucho que lleve mi pendrive conectado a mis orejas, por mucho que me acompañen mis pensamientos y mis sueños.

Es miércoles y me dije: “último día”... porque esta semana es corta para mi. Trabajo sólo hasta hoy. Entonces venía a la rastra, ya casi sin levantar los pies del suelo y arrastrándolos como un fantasma engrillado en sus pesadas cadenas... llevaba cinco cuadras, me faltaban tres... cuando se detiene casi a mi lado un auto blanco... “¿va a Lo Cruzat?" Lo miré... era un hombre... joven... al menos más joven que yo jajaja. – si... “¿la llevo?" Mis pies ni lo pensaron... me subí en el auto. El muchacho se veía simpático. “todos los días la veo que se va caminando hasta Lo Cruzat”.

“...te veo pasar, y no me atrevo ni a mover un dedo,
sin respiración y sin caer en esa tentación...”

Hum! Cuando lo miraba lo veía que me observaba... ¿se habrá comedido a llevarme de buen samaritano? ¿o será que hay alguna intención oculta? No seas mal pensada Angélica... pero no puedo evitarlo, soy terrible de mal pensada y esa mirada observadora inspeccionaba mi rostro de forma poco usual.

Me preguntó el nombre... y yo le pregunté el de él. En eso le sonó el celular y me enteré de que lo llamaba su pareja, esposa o lo que sea (él le hablaba muy cariñosamente) y luego habló con su hijo que se quedó llorando en casa por su ausencia. En eso transcurrieron las tres cuadras faltantes, pocas palabras pudimos intercambiar... le agradecí el gesto y me bajé.

Tomé el Pullman y pensé... Hum! ¿tendré que cambiar el trayecto a casa? Es que no me gustan los favores!, puesto que sé, que favor con favor se paga, y aunque no lo quiera, me siento comprometida... y por otra parte me pregunto ¿habrá alguna intención de por medio? Pero Angélica, ¿como tan enrollada? ¿porqué andas viendo cosas que no son por todas partes? Piensa... ¿Tú harías lo mismo si tuvieras auto? ¿y vieras que un vecino camina todos los días en tu dirección? ¿te ofrecerías a llevarlo? Bueno... si me he fijado en él es porque algo me llamó la atención... y si es guapo... claro que si... pero si no es guapo... ¡NI CAGANDO!