jueves, enero 25, 2007

Una visita inesperada

Me pasó algo terrible! Ayer cuando llegué a mi casa, extrañamente mis hijos estaban fuera de la casa, en el patio. Entré e hice lo que hago habitualmente, cuando de pronto escucho un maullido de gato asustado... mis hijos! Corrí tras ellos para ver qué les pasaba, pero no eran ellos. Entonces sigilosamente fui al segundo piso y me encuentro una cosa blanca y peluda que se engrifa entera cuando me ve... un gatito, poco más chico que mis hijos.

Rápidamente lo tomé en brazos para mirarlo (y para mirarle la patente)... una gata!!!! Uf! ¿Qué hago contigo? Su pelo era suave y vaporoso, me la llevé hacia la puerta de calle. Tomé la manguera, di el agua y la eché, y le tiré un poco de agua, pero ella no sabía hacia donde correr y sólo atinaba a ir tras de mí. Me dio terrible pena verla mojada... La tome de nuevo en brazos e intenté secarla un poco, pero tú no eres mía... no eres de acá, le decía. Entonces cerré todas las puertas. Entré a mis niños que a todo esto se asustaban con la gatita y cerré todo y la dejé fuera, para que sola se fuera para su casa, pero comenzó a llorar como si fuera yo su dueña. Me partía el corazón oírla. Entonces fui a barrer la calle, talvez si salgo a la calle, ella saldrá y caminará hacia su casa, pero nada!, caminaba cerca de mis pies como perrito faldero e iba hacia donde yo me dirigiera.

¿Qué hago? No puedo adoptarla porque ya con dos tengo un suplicio chino, además, de lo que significará operarla... plata que obviamente no tengo. Debe ser de los vecinos de los pies, de allá siempre llegan gatos. Entonces la dejé en la pandereta. Y lloraba y lloraba la pobre como los gatos cuando están asustados en las alturas y no saben cómo bajarse. ¿Qué hago? Ya sé, la voy a empujar para el lado care palo, total caerá parada... Me subí en una silla y la empujé. Sentí el ruido de los arbustos cuando cayó y me despreocupé. Uf! Menos mal, ojalá encuentre su camino a casa.

Dormí como un ángel, pero cuando desperté y me levanté... la gata estaba de nuevo en la pandereta!!!! Uy! Qué voy a hacer... me vio y se puso a llorar como alma en pena. Me bañé rápidamente, fui y la empujé de nuevo para el lado y volvió a subirse. Así que tuve que armarme de valor y tomarla cuando me iba de casa. Caminé como 5 pasajes con ella en brazos, con una pena atroz de tener que hacer lo que hacía... de pronto llegué a una calle (donde no hubiera cerca ningún perro) y la solté... apreté cachete y me arranqué antes de que ella me siguiera, pero la escuchaba a mi espalda maullando como cuando un gato se siente solo... miré hacia atrás y la vi correr de un lado hacia el otro, sin saber donde dirigirse, con su cuerpo agachadito de susto y sus orejas gachas. Tienes que dejarla ahí no más, me dije y no miré más.

Me vine preocupada. No me gusta que los animales sufran, pero tenía que hacerlo porque no puedo con más gatos. Me siento terriblemente mal por mi acción. Ojalá la gatita encuentre un lugar donde la quieran y ojalá no llegue de vuelta a mi casa porque si la encuentro en la tarde me muero!!!

Lo extraño es que tenía una cinta roja al cuello, indicio de que a alguien le pertenece, pero ¿como puede haber gente que no busca a sus animales? ¿cómo no la llamaban para que volviera a su casa? Capaz que algún niño la llorara... No quiero ni pensar encontrármela de vuelta en mi casa. Significará que tendré que llevarla fuera del condominio para que no vuelva a mi casa.... ¿porqué tienen que pasarme estas cosas a mí?

viernes, enero 12, 2007

Se equivocó la máquina?

Tomé el Transantiago como de costumbre. Antes de subir conté las monedas por tercera vez (la primera cuando las saqué de la chauchera, la segunda cuando la eché al bolsillo chico de la cartera), por lo tanto, la tercera vez fue, cuando la saqué del bolsillo chico y subí a la micro. Eché las monedas en la máquina y la muy fresca me dijo que había echado sólo $370... me dio una rabia, tuve que empezar a escarbar en mi cartera (lo que significa buscar una aguja en un pajar) y sacar la chauchera para buscar $10.. en eso me devolvió las monedas (la micro estaba detenida porque había mucha gente esperando para subir y yo haciendo taco), rápidamente las tomé sin volverlas a contar y las volví a echar en la máquina al tiempo que buscaba los 10 pesos faltantes, los eché. La máquina dijo que había echado $280... 280!!!!! Me robó primero diez pesos y ahora me robaba 100... el conductor me dijo, señora le faltan 100... pero cómo le dije yo, primero eché los 380 y la máquina dijo que eché 370, luego los volví a echar + los 10 y la máquina dijo 280...

- Deje que la otra persona pase y ahí le va a devolver la plata – dijo el conductor

Pasó la otra persona, echó 500 y devolvió 120... volvió a pasar otra persona y lo mismo... entonces el chofer me dijo que entrara por la segunda puerta

- y qué hago con las demás monedas – le dije

- Ya suba no más me dijo (así como diciendo que yo era una sinvergüenza que no quería pagar)

Y siguió diciendo que si yo hubiese echado la plata la máquina tenía que devolver lo que había recibido de más... Yo me subí por la segunda puerta con rabia y vergüenza. Todos me miraban como diciendo “misch la patúa se va gratis” y no era gratis, porque la máquina ya me había tragado los primeros $110... pero lo que me molesta más, es que los conductores esos, dicen que las máquinas no se equivocan, en circunstancias que las mismas son programadas por el hombre, el que sí se equivoca... y por otro lado, seguro que a algún otro pasajero le iban a caer mis 110 de vuelto... ¿El chofer creería que al que le tocara la suerte los iba a devolver diciendo que la máquina se había equivocado? Seguro iba a pensar que era su día de suerte y que la máquina se había equivocado en darle el vuelto!!!

Me fui todo el camino con mi conciencia intranquila. Me carga que se dude de mi honorabilidad... No es primera vez que esto me sucede, pero si se lo hubiese dicho al conductor seguro habría pensado que ya estoy acostumbrada a hacerlos lesos.

Todo el camino pensaba donde estaría el error. Cuando pagó la mujer que estaba antes que yo, la máquina dijo vuelto $120 y antes de que cayera el vuelto yo ya había echado mis monedas. Cuando ella metió su mano para sacarlas (y mientras caían las mías), me pareció ver que la máquina le había dado mis diez pesos, pero aquella mujer no iba a decírmelo... Talvez la máquina se confundió al tener que realizar dos tareas casi simultáneas, soltar las monedas del vuelto y retener las del próximo pasaje ¿sería eso?

Cuando me bajé de la micro, me sentí aliviada (igual pensé que Diosito me ayudó y me cobró 110 no más), pero me vine con rabia. Me di cuenta de ello, así que me puse mis lentes de sol porque seguro traía una cara de perro peor que la de Pinocho.

viernes, enero 05, 2007

Había una vez...


- PUCKKKKKKK!!!!!!!

El corcho abrió sus brazos y los desplegó mientras alcanzaba altura. Su objetivo se logró. La explosión llenó de alegría a los invitados. Y se estrelló con estruendo en el techo, para descender con la misma velocidad de su despegue... y caer al piso, donde fue olvidado por todos.

El líquido burbujeante y espumoso llenó las copas que alguien sostenía en una bandeja.

Tomó la copa entre sus dedos, extrajo el anillo del dedo anular izquierdo y lo introdujo dentro de la copa. La champaña lo recibió con algarabía, ascendiendo con su espuma.

Por fin te vas!... brindaré por ello. Vete muy lejos y déjame olvidar todo el dolor que me causaste. Me trajiste mucho llanto, mucha pena, nostalgia, desconcierto, ingratitud, inseguridad... vacío... y soledad.

Te llevaste presencias amadas... inocentes ilusiones... mi alegría... y me dejaste sin sonrisa... sin poder encontrar nada que me la devolviera... me trajiste desilusiones... desamores... falsas pasiones... Me convertiste en hielo, pero ahora... acerco la copa hacia mis labios y brindo por ti.

Anhelo que me traigas todo lo que el otro se llevó sin mi permiso... y te lleves todo lo que el otro me dejó, sin mi consentimiento. Brindo por ti... Bienvenido 2007!!!!!

Taráaaaaannnn tarán tarán tarán (Acordes del Himno Nacional)